Mi nombre es Lucía y tengo movilidad reducida desde hace dos años debido a una lesión medular. A mis 24 años, y tras la lesión que ha hecho que ahora use silla de ruedas, he podido ver y comprender dos perspectivas totalmente distintas (movilidad total / movilidad reducida) y vivir de primera mano como la sociedad en su conjunto aún no ofrece una accesibilidad real y universal ni tampoco parece estar preparada para ello. 

A pesar de las propias barreras arquitectónicas que todos conocemos y encontramos tanto en espacios públicos como privados (escaleras, falta de aparcamientos PMR, baños acondicionados etc.) la situación va más allá y llega, en ocasiones, a casi todos los ámbitos de nuestra vida. Por ejemplo, querer desplazarte y encontrarte con estaciones de metro que aún no tienen ascensor, ir a ver un concierto y no poder entrar con más de un acompañante a las zonas adaptadas para personas con movilidad reducida o encontrarte con espacios en los que los ascensores tienen horarios limitados. Todas estas situaciones no solo merman nuestra calidad de vida y nuestro disfrute en el caso de los servicios público y especialmente del ocio y entretenimiento sino que, además, limitan mucho nuestra autonomía. Una autonomía por la que nosotros trabajamos y nos preparamos y que al final del día, se ve limitada por falta de concienciación y normativas que nos perjudican. 

Soy una persona joven, y tengo la suerte de poder hacer mi vida, estudiar, tener una vida social, realizar actividades, pero sin embargo, llegar hasta ahí no siempre es sencillo y el hecho de tener que lidiar con numerosas situaciones en las que tengamos que depender de otras personas o pelear para poder tener un acceso adecuado que nos permita disfrutar como cualquier otra persona, resulta cansado e incluso frustrante.

Por ello, y siendo consciente de las mejoras en cuanto a accesibilidad que se han producido a lo largo de las últimas décadas, dirijo esta petición a los representantes del Congreso de los Diputados para que tomen en consideración lo aquí plasmado y propongan medidas que puedan garantizar una accesibilidad e inclusión real. 

Por último, es fundamental que haya una concienciación por parte de la ciudadanía. Hay que visibilizar estas problemáticas a las que nos enfrentamos, promover campañas de sensibilización y denunciar aquellas situaciones en las que se nos niegue un acceso justo e igual que a cualquier otro usuario. La gente, al no ver la vida desde los ojos de una persona en silla de ruedas o una persona con movilidad reducida del tipo que sea, no se da cuenta del camino que queda aún por recorrer. Y esto, nos corresponde a todos, ya que todos podríamos encontrarnos en una situación similar a lo largo de nuestra vida.

Pido desde aquí la mayor difusión y apoyo a esta campaña. ¡Gracias a tod@s!