Pregunta para Asamblea de Madrid
Soy autista y sufrí acoso y ciberacoso, pero mis profesores me trataban como si yo fuera el problemático. ¿Para cuándo más formación y concienciación al profesorado para luchar contra el acoso escolar, especialmente en víctimas con neurodiversidad?
Me llamo Luis, soy de Madrid y tengo 26 años. Me diagnosticaron autismo a los cinco años, pero yo no lo supe hasta los 16. Desde pequeño me costaba sociabilizar, empezar conversaciones, por lo que se me hacía difícil hacer amigos ya de por sí.
Todo empezó en primaria, que mis compañeros se metían conmigo por mi físico, ya que tenía un poco de sobrepeso. En general, no sufrí bullying por ser autista, ni siquiera lo sabían, pero sí es verdad que seguramente esto hizo que me costara mucho más gestionarlo todo. De hecho, más de una vez acabé pegando un grito por frustración y por no saber cómo expresarme.
Lo peor es que, muchas veces, los profesores me echaban a mí de clase en lugar de a mis acosadores. Me trataban como si fuera yo la persona conflictiva, e incluso me llegaron a decir que dejara de hacerme la víctima. Aunque fuera de forma indirecta e involuntaria, estos profesores entraron en esta dinámica de maltrato que estaba recibiendo.
En la secundaria, la cosa empeoró y la situación se fue haciendo cada vez más tensa. Esto llegó incluso a afectar a mis estudios, ya que por ejemplo no tenía con quien hacer trabajos en grupo o por pareja. Además, con la aparición de redes sociales como Tuenti, el acoso traspasó los muros del centro y se extendió a las 24 horas del día. Mis acosadores publicaban fotos mías o montajes y comentaban publicaciones mías, todo para ridiculizarme y humillarme. Llegaron incluso a amenazarme de muerte con un comentario.
Luego decidí hacer el bachillerato en otro centro y ahí la cosa mejoró. Empecé a hacer amigos y a encontrar mi espacio, y luego en la universidad también estuve muy bien. Aun así, todas las vivencias que he tenido hicieron que me costara aún más conocer gente nueva, especialmente cuando supe que era autista: me daba miedo que vieran que soy diferente y que se metieran conmigo por ello.
Es por todo esto que quiero dirigirme a los miembros de la Asamblea de Madrid y a la Consejería de Educación para que se tomen medidas para formar y concienciar al profesorado sobre el acoso escolar, especialmente cuando afecta a alumnos con neurodivergencia, como autismo o TDAH.
Esto incluiría medidas como que los profesores tengan formación en protocolos antiacoso, además de conocimientos básicos sobre neurodivergencia; actuar de forma más efectiva para proteger al acosado y no juzgar tan rápido, como me ocurrió a mí; mejorar la atención a los alumnos con necesidades especiales, y dar charlas sobre discapacidad y neurodiversidad, tanto para alumnos como para profesores, en todas las etapas educativas.