Pregunta para Congreso de los diputados
Convivo con un Desfibrilador Automático Implantable (DAI) debido a una cardiopatía congénita. ¿Cuándo se va a dar prioridad a los diagnósticos precoces? ¡Son la base fundamental para intentar solventar cualquier patología!
Hola. Me llamo Luis Linde, tengo 31 años y convivo con un Desfibrilador Automático Implantable (DAI) debido a mi cardiopatía congénita.
Yo nací sin que supiera que tenía esta patología. Toda mi infancia se desarrolló de manera normal hasta que, cuando tenía 17 años, me apunté a un club de atletismo y notaba mucha fatiga, mucho cansancio acumulado.
Al principio no le di importancia, pero cada vez me costaba más. Yo no paraba de hacer ejercicio y sentía que mi cuerpo no reaccionaba bien al ejercicio físico. Se lo comenté a mis padres y me llevaron de inmediato al hospital donde me dieron mi diagnóstico, una cardiopatía congénita.
Posteriormente, a los 21, los profesionales sanitarios decidieron que lo mejor era que me pusiera un Desfibrilador Automático Implantable y, a partir de ahí, mi situación cambió. Dejé de hacer deporte por recomendación médica, algo que me supuso una caída emocional de varios años.
El desfibrilador automático es un aparato eléctrico similar a un marcapasos que, aparte de tener la capacidad de estimular y detectar el estímulo propio de las cavidades cardíacas (función de marcapasos), tiene la función de detectar y tratar distintos tipos de taquicardias.
El objetivo de implantar un desfibrilador es controlar el número y duración de las taquicardias de origen ventricular y evitar que ocurra un desenlace fatal en caso de taquicardias de alto riesgo. Es por tanto un tratamiento preventivo, pero no curativo definitivo.
Actualmente me encuentro bien y tengo que ir al cardiólogo cada 6 meses para las revisiones. Mi círculo más cercano entiende perfectamente que hay cosas que no puedo hacer, pero no por eso tengo que cambiar de hacer lo que me gusta, sino que, ahora, lo hago de manera diferente.
Yo siempre digo que es “jodido” tener alguna patología, pero eso no quiere decir que tengamos que evitar planes y no disfrutar. Después de mi experiencia he llegado a la conclusión de que no existen límites como tal, simplemente tenemos que cambiar hábitos para estar en consonancia con nuestra propia salud, pero nunca dejar de salir, disfrutar y vivir la vida.
Por todo lo plasmado, lanzo la siguiente petición al Congreso de los Diputados para que haya más visibilidad e investigación para las cardiopatías congénitas.
También es necesario que los profesionales sanitarios desarrollen mecanismos más eficientes para los diagnósticos precoces. Si a mi me hubieran detectado la cardiopatía años atrás, hubiera podido empezar todo mi seguimiento cardiopático mucho antes.