Mi nombre es Maite Martín. El año pasado, en pleno confinamiento, me noté un bulto en el pecho. En principio lo tengo bastante complicado para que me atiendan en la Seguridad Social porque se encontraban colapsados con la pandemia. Así que decidí ir a una clínica privada.

Allí me hacen una mamografía y una ecografía. Me detectaron un fibroma BIRADS 3 (Benigno). Me comentan que en seis meses puede estar controlado. Por el tema del confinamiento lo alargue unos meses, en vez de a los seis meses es a los nueve. Cuando vuelvo me vuelven a hacer una mamografía y una ecografía y se había convertido ya en un  BIRADS 4, que es un cáncer en estadio 2. Ahí es cuando me derivan a la unidad de cáncer de mama de la Seguridad Social.

Me realizaron una biopsia para ver el tipo de tumor que es y deciden operarme. Así que el 22 de julio paso por quirófano. Se trata de un tumor de 3x3 centímetros, es bastante grande. Tengo la suerte de que se encuentra en un estadio 2 y tiene buen pronóstico. 

Lo más importante de este proceso, y que me gustaría recalcar, es la prueba Oncotype DX. Se trata de un test capaz de predecir si las pacientes con un determinado tipo de cáncer de mama pueden librarse de la quimioterapia. El procedimiento para saberlo es sencillo: las pacientes se someten a una biopsia, se envía esa muestra a Genomic Health y en dos semanas llegan los resultados. La puntuación, del 0 al 100, se obtiene tras observar la actividad de 21 genes tumorales que intervienen en el crecimiento celular. Se establece así el riesgo de que, en diez años, el cáncer se reproduzca. Con esta puntuación en la mano, los oncólogos pueden decidir la necesidad de añadir quimioterapia al tratamiento o recomendar, simplemente, terapia hormonal.

El problema es que esta prueba no la hacen en todas las comunidades autónomas. Me parece muy injusto. La quimio es un proceso brutal: la caída del pelo, el malestar, los efectos secundarios… Es verdad que el Oncotype es una prueba cara, pero a la larga influirá en el ahorro para el sistema sanitario.

Otra cosa a la que me gustaría dar visibilidad es el hecho de que todo lo que viene después del tratamiento es caro. Una peluca, los pañuelos, si te pigmentas las cejas un poco, las cremas oncológicas… todo eso es una pasta. No hace falta que lo financien entero, pero creo que sí que estaría bien que dieran más ayudas ya que no todo el mundo se lo puede permitir. Parece una tontería pero son cosas que pueden ayudarte mucho anímicamente. El cáncer de pecho es caro porque necesitas luego muchos cuidados.

Por ello, me gustaría pedir al Senado que invierta más recursos en la investigación de este tipo de tratamientos de diagnóstico, para que todas las mujeres puedan tener el derecho de utilizarlo.