Soy una mujer y madre que actualmente está trabajando como oficial de la marina mercante, en un buque tanque de suministro. Lamentablemente, en la marina mercante, donde la gran mayoría de los trabajadores son hombres, las pocas mujeres que trabajamos sufrimos acoso laboral.

Ya desde el primer día que me subí a un barco como alumna de prácticas empecé a sufrir este acoso. El principio, el capitán no me dirigió la palabra y luego, sin ni siquiera conocerme, me hizo comentarios como “demasiado guapa para estar en un barco” o “tú solo puedes dar problemas”. 

Si ya de por sí las mujeres tenemos que superar muchas barreras y demostrar a diario que somos válidas para hacer nuestro trabajo, en el sector marítimo, como en otros oficios tan masculinizados, tenemos que demostrarlo aún más. Tenemos que ser las mejores en todo, no podemos cometer ni un solo error.

Llevo años trabajando entre comentarios machistas y misóginos, oyendo frases como “vigila cuando duermas, cierra bien la puerta” o “no vayas maquillada, que vas provocando”. Tuve incluso una experiencia en la que me trataron como si fuera una sirvienta.

También me he encontrado con compañeros que, aunque lo hicieran con buenas intenciones, me trataban como si no fuera capaz de hacer mi trabajo, por ejemplo cogiendo peso, cuando yo era perfectamente capaz de hacerlo. Este trato tampoco me parece bien, ya que al fin y al cabo sigue siendo discriminación hacia la mujer. Lo único que quiero es que me traten como lo que soy: una igual.

De todas las vivencias que he tenido, la peor fue una en la que sufrí acoso sexual en el trabajo. La situación se volvió insostenible: mis compañeros se pusieron del lado del acosador, me hicieron el vacío y me trataron de loca. Aquello me desgastó tanto que tuve que pedirme la baja laboral.

Conozco a muchas otras mujeres de la marina, tanto de España como de otros países, que también han sufrido acoso, humillaciones y vejaciones de sus compañeros, que a muchas les han llevado también a bajas por depresión.

Ante esto, quiero dirigirme a los miembros del Parlamento Europeo, ya que el acoso lo sufrimos en todas partes, para que se tomen medidas efectivas que ayuden a terminar con el acoso laboral hacia las mujeres en la marina. Hay empresas donde tienen protocolos de actuación ante situaciones de acoso, pero en la práctica no son útiles. Necesitamos medidas más firmes y efectivas.

Es muy frustrante ver cómo se sigue ejerciendo esta violencia con total impunidad y cómo el sistema lo permite. Denunciarlo implica todo un proceso horrible para la víctima y el fin de su carrera profesional. Por eso solo tenemos dos opciones: seguir aguantando o dejarlo. Necesitamos un protocolo o un sistema que nos ampare y nos proteja, necesitamos perder el miedo a romper el silencio.