Me llamo Mari Carmen y he sobrevivido a un cáncer de mama.

Hace tres años, cuando tenía 51, había adelgazado mucho tras una etapa complicada en mi vida. Yo siempre había tenido bultos en el pecho, pero tras la pérdida de peso se hicieron muy palpables, por lo que pedí que me adelantasen mi revisión ginecológica.

Tras la revisión, mi doctora me derivó al hospital y de aquí a la Unidad de Mama. Empezaron hacerme varias pruebas, tras las que me diagnosticaron dos tumores en el pecho.

Al poco tiempo me operaron, extrayéndome ambos bultos y ocho ganglios. A continuación, empecé a recibir quimioterapia, administrada a lo largo de seis meses; e inmunoterapia, pues al analizar los tumores me confirmaron que era HER2+. Este último tratamiento se prolongó durante un año.

Por último, me dieron radioterapia, con la mala suerte de que me dañó en un 95% un nervio del hombro, provocándome fuertes dolores y falta de movilidad en el brazo. Ahora estoy siguiendo un tratamiento hormonal y otro de rehabilitación.

Si bien siempre he sido una persona optimista y conseguí llevar la enfermedad relativamente bien, he echado muy en falta el apoyo psicológico.

Con esta iniciativa, pido a la Asamblea de Madrid que destine más recursos al acompañamiento psicológico de los pacientes oncológicos. Además, considero que esta ayuda debe prestarse durante la enfermedad, y una vez superada, pues gestionar las secuelas que padecemos tras los tratamientos resulta, muchas veces, complicado.