Me llamo María y tengo un hijo de casi 4 años con rasgos TEA. Noté ciertas cosas desde que Alan era un bebé, no hacía las cosas típicas de su edad, como mantener la cabecita, gatear… a los doce meses su pediatra nos dio la voz de alarma debido a todo esto.

No tenemos un diagnóstico todavía, llevamos más de dos años de pruebas y esto es una lucha constante, solo nos han dicho que tiene un retraso psicomotor y sospechas de TEA, ya que aún no señala y continúa utilizando pañal. Lo peor del día a día es entender las necesidades que tiene, ya que ni llora, ni grita, ni señala, el hecho de que no hable es muy complejo; esto también dificulta su integración en el colegio, no participa como los demás niños y se cansa demasiado.

Desde los 18 meses acude al psicólogo y al fisioterapeuta por la seguridad social, que solo lo cubre hasta los 6 años. Trabajan la psicomotricidad fina y gruesa y el tronco, debido a que todavía no lo controla muy bien, aunque desde los dos años camina bastante bien, antes ni tan siquiera gateaba. Respecto al resto del aprendizaje: habla, juegos… no podemos decir lo mismo. Es difícil porque sabes que tu hijo lleva un ritmo diferente al del resto.

Al no tener un diagnóstico, no tenemos ningún tipo de ayuda económica y tenemos claro que a la hora de pedirlas, tardan bastante en concederlas. Para le edad que tiene, Alan va bastante retrasado en cuanto a aprendizaje se refiere y eso es muy frustrante.

Necesitamos visibilidad y reconocimiento, tanto la sociedad como la sanidad pública en nuestro país tienen mucho que aprender y mejorar en este tema. Es fundamental un sistema de Atención temprana que detecte los casos con anterioridad y más ayudas económicas para las familias con niños TEA y poder a trabajar con ellos cuanto antes; es algo muy importante para su desarrollo.