Hola,

Mi nombre es Pilar, tengo 60 años y soy de Vigo. En poco más de un año he hecho frente a un cáncer de endometrio y un cáncer de mama, pero mi optimismo y forma de ver la vida me han llenado de fortaleza para este duro trance.

Los síntomas comenzaron con ligeros sangrados que empezaron a preocuparme. Asistí a mi médico de cabecera, pero en los análisis no se observaba nada extraño. Hasta que, justo una semana antes del confinamiento volví a sangrar y decidí volver al médico. Días después, la víspera del confinamiento, comencé a tener unas hemorragias tremendas. Entonces me citaron con el ginecólogo, y tras varias pruebas se confirmó: tenía cáncer de endometrio en grado 1. Me operaron y después tendría que recibir tratamiento, pero el día que me estaban dando el alta después la intervención, recordé junto a mi equipo médico que tenía que hacerme una mamografía pronto.

No tardaron en emplazarme a aquella mamografía, en la que a primera vista no se apreciaba nada maligno, pero finalmente descubrieron un bulto. En una biopsia se confirmó que tenía un tumor en el pecho, también de grado 1. Me operaron de nuevo. Desde entonces he recibido 35 sesiones de radioterapia para terminar de tratar ambos tipos de cáncer. Hace diez días que terminé con las sesiones y todo parece evolucionar correctamente. Sin duda, los médicos aseguran que soy uno de los pocos casos en los que en un mismo año se encuentran dos tipos de cáncer, sin relación alguna.

Los equipos médicos que me han atendido han sido fabulosos y he de asegurar que, aquí en Galicia, la atención siempre ha sido temprana y el diagnóstico ha llegado a tiempo, lo cual quizá ha facilitado las cosas. Recordemos que me enfrenté a estos dos tipos de cáncer en lo más duro de la pandemia, y el tratamiento fue adecuado.

Sin embargo, hay otras cuestiones que me llevan de cabeza. En primer lugar, porque creo que no se da toda la visibilidad que merece al cáncer de grado 1, y es injusto porque muchos pacientes lo pasan o lo pasamos muy mal. Todo cáncer es muy duro, y suele traer consigo tratamientos que acarrean efectos adversos difíciles de sobrellevar. De hecho, hay un aspecto que poco se tiene en cuenta en relación a todos los pacientes oncológicos que recibimos tratamientos de radioterapia. Tras las sesiones acabas agotada, tienen muchas contraindicaciones, y una de ellas son las quemaduras que puede ocasionarte la radiación.

¿Por qué desde la Sanidad pública no se subvenciona la adquisición de cremas para prevenir o curar este tipo de quemaduras? No todo el mundo tiene la oportunidad de adquirir las cremas recomendadas, que alcanzan precios desorbitados. Por eso desde aquí, me dirijo a mis representantes políticos en el Congreso de los Diputados, para que se tengan en cuentas las condiciones y necesidades de todos los pacientes oncológicos, y se pongan facilidades a su alcance.

Cada paciente que se enfrenta a un diagnóstico oncológico tendrá que encarar múltiples condicionantes… ¿Por qué no se invierte más en su bienestar?