Me llamo María, resido en Córdoba y en 2022 me diagnosticaron un cáncer en la faringe. Probablemente ya lo tuviera desde finales de 2021, y tuvo un desarrollo bastante lento.

Ha sido un caso algo extraño, ya que este tipo de cáncer suele aparecer pasados los 50 años, por ello tardaron en darme el diagnóstico y no le dieron mucha importancia a los nódulos. Las analíticas que me realizaban, salían bien, pero uno de los médicos que me atendió, me prestó más atención y me hizo más pruebas: resonancia, biopsia… y resultó ser un carcinoma de base  de lengua. Se originó ahí y se extendió hacia la zona izquierda del cuello. Me pusieron en tratamiento y pensaron en operarme, pero debido a lo tediosa que era esta operación, decidieron descartar esta opción. Recibí 35 sesiones de radio por cómo se había extendido éste, pero estuve seis meses sin un diagnóstico estable. Me hice una ecografía de cuello por lo privado, y la persona que me la realizó, no se mojó demasiado, hecho que hizo que todo fuera más despacio. Me prestaron mucha más atención en la sanidad pública.

En noviembre del año pasado, me realizaron un PEC para comprobar si el tratamiento había dado resultado, y lo había hecho; a día de hoy, estoy bien y tan solo acudo a revisiones temporales para comprobar que todo va según lo establecido.

Deberían prestar más atención a las analíticas en estos tipos de cáncer, al igual que hacen en otras enfermedades con síntomas menos visibles como el VIH; no tiene por qué salir nada, pero es realmente importante. Puedes pensar que todo está bien y realmente no lo está; especialmente si el cáncer está localizado, no suele haber grandes alteraciones en las analíticas y esto dificulta enormemente su detección y la obtención de un diagnóstico. Detectar un cáncer a tiempo, puede salvar muchas vidas y debemos poner nuestro empeño en ello.