Pregunta para Parlamento de Andalucía
Mi nombre es Marian, mi hija y yo somos autistas. ¿Cómo es posible que en Sanidad Pública y Privada todavía haya profesionales de la Salud Mental tan desactualizados en estas neurodivergencias como para confundir a pacientes en su propio diagnóstico?
¡Hola! Mi nombre es Marian Salander, tengo 52 años y vivo en Sevilla. Mi hija y yo fuimos diagnosticadas de Autismo 1 o TEA grado 1 o Asperger con 18 y 50 años respectivamente y somos día a día víctimas de la enorme desactualización, ignorancia y negligencia médica que existe hacia personas con nuestro neurotipo.
Accedí a mi diagnostico hace casi tres años porque mi hija tenía problemas en su adolescencia. Lo fui toda la vida y nunca le había podido poner nombre, es decir, nunca había podido tener un diagnóstico. Es muy difícil sufrir una serie de dificultades a nivel sensorial, de interacción social, de comunicación y en muchos otros aspectos. Si bien todos los casos de autismo son distintos porque se trata de un Espectro Autista, es un tema muy complicado debido a la desactualización, la poca capacitación, los tabúes y mitos que obligan a las personas a crecer y desarrollarse según el ámbito en el que viven sin ayudas ni apoyos.
El sufrimiento de nuestra hija desde los 13 años es insoportable, y la nula orientación y ayuda profesional son inaceptables: es un problema importante, para nada minoritario porque afecta a muchísimas personas dentro del espectro autista.
Desde el Instituto ella se sentía muy extraña y peculiar. Pasó desapercibida y sus altas capacidades y su condición autista no fueron detectadas por ningún profesional de ningún ámbito: ni educativo, ni sanitario. Al crecer y cambiar de etapa, algo cambió en ella. Sentía una angustia muy grande y no sabía por qué. Actualmente, tiene 19 años y la está pasando muy mal desde los 13.
Tuvo su diagnóstico de TEA 1 en febrero por un psicólogo referente mundial en autismo y el de Trastorno Limite de la Personalidad (TLP) de manera dudosa por parte de una psiquiatra que decía que de autismo no tenía nada, por ende, nos hace dudar su diagnóstico. Sin embargo, volvemos a lo mismo, a la desactualización y negación con la confusión que eso genera.
Cuando nuestra hija empezó a sentirse que no encajaba en el instituto, ella misma nos dijo que lo que le estaba pasando es que era Asperger. Las dificultades y la angustia eran tan enormes que al empezar a informarme sobre el tema no sólo la identifiqué a ella, sino que me autoidentifiqué yo. Cuando lo consultábamos con profesionales lo negaban, por su desconocimiento, por su desactualización e ignorancia en materia de autismo.
Consulté a un psicólogo para saber si estaba dentro del espectro o no, pero yo lo veía clarísimo: me había auto-detectado y el mismo me lo confirmo. Hice un diplomado en autismo para adquirir más conocimientos y tener algo más oficial, porque lo que uno quiere es información y, de alguna manera, ayuda.
Si uno no accede a esa información por decisión propia vive en el desconocimiento debido a que el actual sistema sanitario y social no ayuda en lo más mínimo. Para algunos diagnósticos piden hasta mil euros y es muy angustioso porque uno tiene que seguir viviendo: seguir trabajando e interaccionando con un círculo que te dice que te estas volviendo loca, que estas leyendo mucho o que son todas manías tuyas. Te caes al vacío y nadie te coge.
Los psicólogos y psiquiatras deberían de estar actualizados en un montón de neurodivergencias. No obstante, patologizan todo lo que hablan cuando no estamos hablando de enfermedades. Te tachan de loco, te lo niegan y dicen barbaridades como me dijo un psiquiatra: "tú cómo vas a ser autista, eres química, te has casado, tienes una hija...una autista no puede".
Es por eso que os pido todo vuestro apoyo. Si conseguimos 500 apoyos, Políticos de Andalucía nos van a brindar una respuesta en esta misma web. ¿Nos ayudas firmando y difundiendo esta petición por todas vuestras redes sociales y contactos? ¡Por todas las personas que sufren la desactualización médica en el ámbito de la Salud Mental!