Pregunta para Parlamento de Catalunya

Soy Mariana, psicóloga especializada en infancia y adolescencia. ¿Por qué no se fomenta la educación emocional y la educación tecnológica desde las aulas para evitar que los niños y niñas desarrollen problemas de salud mental y adicciones a las nuevas tec

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Mariana Capurro Pregunta de Mariana Capurro

Me llamo Mariana Capurro y soy psicóloga especializada en infancia y adolescencia. Gracias a mi profesión me dedico a ayudar a las familias con la crianza y educación de sus hijos e hijas a través de la crianza consciente, la disciplina positiva, (soy facilitadora de familias y parejas), y la educación emocional. También intervengo en adicción a las nuevas tecnologías en edades tempranas. 

La educación emocional es un tema tan importante como desconocido. No son muchos los padres que saben qué es la educación emocional y cómo conseguir transmitírsela a los niños y niñas. Como madre de tres pequeños, me esfuerzo cada día por ser mejor persona. Es así como comenzó mi curiosidad por este mundo de la disciplina positiva, que seguramente como muchos de vosotros, de forma errónea, lo asociaba a estar todo el día con una sonrisa en la cara diciendo «sí», «sí claro», «sí sí» en esos momentos en los que solo me salía gritar, amenazar, y castigar.

Desde que nacemos estamos aprendiendo sobre educación emocional cuando interactuamos con el entorno. Gracias a ello aprendemos a conocernos mejor, a entendernos, a escuchar lo que sentimos, a aprender a regularnos, y todo eso en conjunto nos brinda las herramientas que necesitamos para poder tomar mejores decisiones, y que, además, a los niños les permite llegar a la edad adulta con muchas más habilidades sociales, una mayor autoestima y, por lo tanto, serán más felices. 

Sin educación emocional, no hay gestión emocional, y es vital para conseguir las estrategias necesarias que nos permitan autorregularnos y modular las emociones que experimentamos. Por ello, resulta imprescindible brindarle a la infancia herramientas para adquirir estos aprendizajes. Cuando un niño no recibe la educación emocional correcta, o suficiente, se siente limitado a la hora de expresar lo que siente, le cuesta resolver problemas de forma acertada, carece de buenas habilidades sociales, presenta una baja autoestima, y todo eso repercute también a nivel académico, y por supuesto, en su bienestar general.

Estas circunstancias se reflejarán en la adolescencia y por supuesto, en la vida adulta. Nos encontraremos con personas que, ante una situación desconocida, sentirán inseguridad, carecerán de autocontrol, y no podrán regular sus emociones cuando éstas sean muy intensas. Les costará soportar situaciones que requieran mucha presión, y tendrán muchas más posibilidades de padecer ansiedad y/o depresión.

Por otro lado, la educación tecnológica se ha convertido en otra pieza fundamental del proceso educativo. Cada vez son más los niños y niñas que viven hiperconectados, una cualidad que a priori puede parecer positiva, pero que esconde diversos problemas relacionados con el abuso de la tecnología en edades tempranas. Incidir en este aspecto es imprescindible. 

Para que nuestros hijos tengan buena educación emocional y tecnológica, los padres y madres debemos tener la capacidad de enseñarla, ya que aprenderán con nuestro ejemplo. Por lo tanto, además de enseñar desde las aulas, es imprescindible dotar a los progenitores de las mejores herramientas para ser unos excelentes maestros y entrenadores de emociones de nuestros hijos.

Por todo ello, como madre y ciudadana catalana, me dirijo a los miembros del Parlamento de Catalunya, para que tomen medidas al respecto y se fomente la educación emocional y la educación tecnológica desde las aulas, implicando a todos los sectores: niños, niñas, padres, madres y docentes. 

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