Hola soy Marichu, vivo en Madrid y estoy detrás de la cuenta @conpepitasdechocolate, una comunidad de Instagram dedicada a la visibilización de la infertilidad y su importancia. A diario trato con muchas mujeres que comparten conmigo sus experiencias con este tema, y , del mismo modo, comparto yo la mía dado que lo he vivido en primera persona. En efecto, para conseguir el embarazo mi marido y yo nos tuvimos que someter a dos tratamientos de reproducción asistida y uno de naprotecnología.

 Inicio esta petición para pedir a las instituciones una mayor visibilización de la infertilidad y cuidado de su tratamiento en la sanidad pública. Las personas que padecen esto sufren muchísimo, necesitan información veraz, acompañamiento emocional y una atención física y psicológica de calidad.

A día de hoy la sanidad pública tiene muchas carencias relacionadas con la infertilidad y somos las mujeres, principalmente, quienes sufrimos estas consecuencias. En nuestro país, el plazo estimado para recibir un tratamiento de reproducción asistida se acerca a los 2 años en muchas comunidades, lo cual es contraproducente para la fertilidad y, además, se limita el acceso en función de la edad y anteriores intentos. Las listas de espera son demasiado largas, por lo que quien tiene recursos económicos opta por la sanidad privada, pero el coste del tratamiento y de los medicamentos es muy elevado.

Los problemas de fertilidad, incluyendo las pérdidas gestacionales y perinatales, continúan siendo un tema muy tabú y estigmatizado. Está muy invisibilizado por parte de las instituciones, a pesar de que las cifras subrayan que lo sufren una de cada cuatro parejas. 

Teniendo en cuenta todo esto pido al Congreso de los Diputados: 

• Empatía para las personas que sufren infertilidad. Es una situación complejísima y durísima, en psicología se equipara al duelo y no se le da el trato que corresponde. Se pide tacto por parte del personal sanitario, y cambios tan razonables como que el ala de fertilidad donde se realizan los tratamientos o se tratan los abortos no se encuentren junto al ala de maternidad, no es agradable llorar la pérdida de un bebé mientras se escucha el llanto de otros, ni ver desfilar embarazadas constantemente cuando una no puede quedarse.
• Atención psicológica de calidad. La salud mental es tan fundamental como la salud física y, de hecho, se encuentra en el origen de muchas patologías.
• Visibilizar la infertilidad y la muerte gestacional, perinatal y neonatal, ya sea con campañas informativas, experiencias reales de otras personas o cualquier medio, para generar una mayor concienciación social. En esta línea, los tratamientos deberían equipararse a un embarazo en el ámbito laboral y ofrecer una mayor flexibilidad para acudir a las consultas. Así mismo, el duelo gestacional requiere también de una baja que permita la sanación física y mental.
• Un estudio exhaustivo y más individualizado de fertilidad. El diagnóstico no puede limitarse a un seminograma y una analítica de la AMH. Deberían llevarse a cabo muchas más pruebas que determinen las causas de infertilidad para poder tratarlas previo a derivar a la reproducción asistida. En este sentido, se debería incluir la naprotecnología en la sanidad pública, como ya han hecho otros países europeos. Se reducirían mucho los casos para reproducción asistida y con ello las listas de espera y el gasto público.
• Subvencionar, al menos en parte, los tratamientos de fertilidad o medicación de aquellos casos que no puedan acceder a la sanidad pública y se vean en la obligación de recurrir a la vía privada. Se debe fomentar el aumento de la tasa de natalidad en España, uno de nuestros mayores problemas, y en las personas con problemas de fertilidad hay un nicho muy importante.
• Subvencionar, al menos en parte, o apoyar de alguna forma la adopción internacional cuyo coste es también elevadísimo. Para una mayor protección y bienestar del menor, se debe fomentar la salud financiera de las familias que desean acogerse a esta vía.