Tras la pandemia los casos de ciberacoso, especialmente hacia las niñas y las mujeres, han aumentado considerablemente. ¿Cuándo se va a visibilizar este problema y a concienciar en los centros educativos y a las familias?
Me llamo Marina Ruiz, soy maestra de Educación Infantil y en estos momentos estoy opositando. Lanzo esta campaña porque a raíz de la pandemia los casos de ciberacoso han aumentando considerablemente. Es fundamental visibilizar y concienciar sobre el tema, especialmente en el caso de las niñas y las mujeres
que por desgracia nos encontramos en una posición de mayor vulnerabilidad.
Los centros escolares han permanecido mucho tiempo cerrados y las personas que acosan han hecho uso de las redes sociales para continuar con el acoso a las víctimas. Yo misma presencié este tipo de acoso cuando iba al instituto. Grababan con los móviles las agresiones y empezaban a circular por todas partes, sin que nadie lo denunciase, yo considero que cuando te llega algo así a tu teléfono lo que debes hacer es denunciar. El desarrollo de las nuevas tecnologías ha fomentado el acoso online y es muy complicado de controlar. Han creado aplicaciones tratando de frenar el ciberacoso pero son insuficientes y no hay nadie que controle la veracidad de los hechos denunciados.
El ciberacoso se produce fuera de las aulas y son las familias las que tienen que aprender a reconocer si sus hijas o hijos pueden estar sufriéndolo. Hay que crear un clima de buena comunicación en casa para que los y las menores tengan la seguridad para compartir con sus madres y padres lo que les está pasando. Debemos educar con valores desde el respeto hacia los demás y empoderar a las niñas y a los niños para que se desarrollen con una buena autoestima para que no terminen siendo víctimas de acoso ni siendo personas que generen episodios de acoso.
Desgraciadamente, desde edades tempranas en las etapas de Infantil y Primaria ya se empiezan a percibir casos de acoso escolar y de ciberacoso. Las y los niños no quieren ir a clase porque tienen miedo. Las personas que tienen alguna diversidad funcional, tienen más posibilidades de padecer este tipo de situaciones y son carne de cañón para las personas que acosan.
Hace poco tiempo he publicado un cuento contra el acoso escolar para visibilizar el problema y acercar el tema a las niñas y a los niños para hacer prevención contra cualquier tipo de acoso. El cuento narra la historia de una oruga que padece una dificultad sensorial y es acosada por el resto del alumnado. El profesor le ayuda y trata de concienciarles a través de una excursión a otro colegio, en el que todos aprenden a través de la metodología cooperativa, recalca que todos tenemos diferentes capacidades y destrezas, pero también dificultades, ya sean físicas, psicológicas, conceptuales, procedimentales, sensoriales, sociales...Por este motivo, podemos ayudarnos entre nosotros y nosotras y no dar lugar a menosprecios ni a situaciones de acoso escolar, nadie es más que nadie, ni tampoco menos . Todos podemos ayudarnos y aprender juntos. Lo que he querido transmitir con este cuento es que todos somos válidos, tengamos las dificultades que tengamos, no solamente las personas que padecen una discapacidad o necesidad especial, todos en algún sentido tenemos dificultad en algo, pero eso no debe de ser motivo para discriminar o humillar a nadie, bien sea por su aspecto, creencias, dificultades.
Para solucionar todos estos problemas, las familias y los centros educativos deberían poder contar con las herramientas adecuadas para abordarlos. Yo sufrí bullying pero lo guarde en silencio, eso le pasa a muchas niñas y niños que lo sufren y por ello, los profesores a veces no se dan cuenta, por lo que no pueden hacer nada. Considero que hay que estar al tanto de todo lo que pase en el aula y sobre todo inculcar valores y un clima de confianza, donde los alumnos sientan que pueden contar lo que sucede al docente.
Tenemos que concienciar para que las personas que están siendo víctimas de cualquier tipo de acoso no guarden silencio y se animen a denunciar. Hay que estar más pendientes de lo que ocurre a nuestro alrededor para detectar los casos de acoso y empezar a concienciar e inculcar desde la infancia con ayuda de charlas y libros que expongan esta realidad. Los menores y las personas con diversidad funcional tienen un mayor riesgo de sufrir acoso, pero nadie está libre de ser una víctima en cualquier etapa de la vida.