Pregunta para Parlamento de Andalucía

Soy Marisela y tengo el Síndrome del Pie Caído. ¿Por qué no se revisan las negligencias y reclamaciones en la administración en cuanto al reconocimiento de la minusvalía? ¡Es necesario mejorar el sistema de reconocimiento de la movilidad reducida!

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Marisela Navarro Pregunta de Marisela Navarro

Mi nombre es Marisela, vivo en Sevilla y convivo con el Síndrome del Pie Caído (PC) desde que en una operación de columna me dañaron el nervio ciático, perdiendo la movilidad del pie 24 horas más tarde.  No se trata de una enfermedad sino de una lesión ocasionada principalmente por un daño neurológico, imposibilitando la elevación de la punta del pie y la marcha. La caída del pie puede llegar a ser temporal o permanente.

Mi proceso hasta llegar al día de hoy ha sido largo. He tenido que someterme a dos operaciones de columna por una hernia discal lumbar, perdí la movilidad y la sensibilidad de los dedos del pie, la lesión del nervio ciático me ha dejado una neuralgia permanente, que es controlada con parches de morfina, tengo afectado el nervio peroneo, causándome esto una distrofia muscular a nivel de la pantorrilla… Es decir, las lesiones han conllevado a diversos tipos de incapacidades, limitaciones, dolencias y secuelas. Además, mis daños desde un principio fueron irreversibles.

Tener el pie caído ha cambiado radicalmente mi forma de vida. Debido a este, estuve un año en silla de ruedas y en rehabilitación y ahora he de caminar con un aparato específico. No ha sido para nada fácil ya que a las limitaciones que supone el propio síndrome se le han sumado miles de obstáculos y malas experiencias en la Sanidad y Administración. En un primer momento, el tratamiento médico fue bastante precario, antes y después de las operaciones, se me ponían dificultades para realizarme pruebas, me daban el alta antes de tiempo, no me ofrecían una rehabilitación adecuada… Tuve que pelear para todo ello, y en general, puedo afirmar que fue un proceso bastante traumático. Perdí el trabajo y entré en depresión.

A partir de esto me dieron la minusvalía del 66% y la movilidad reducida. Sin embargo, esta se me quitó al poco tiempo. Tras dejar la silla de ruedas, caminaba con una o dos muletas. En la tercera cita para la minusvalía sólo por este aspecto en una revisión rápida y superficial, se consideró que yo estaba estupenda, cuando seguía prácticamente igual y con las mismas limitaciones a nivel de movilidad. A pesar de ello, se me redujo la minusvalía al 37% y se me quitó la movilidad reducida. Esto me supone un detrimento en mi vida diaria y en mi calidad de vida ya que los problemas y barreras de movilidad siguen ahí. Decidí luchar por mis derechos y tras reclamaciones y un gran silencio administrativo, estoy a la espera del juicio. 

Comparto mi historia, porque se ha tratado de un proceso muy duro tanto a nivel físico como mental, en el que a día de hoy, sigo luchando y trabajando para mejorar. Es una pena que desde las instituciones se nos maltrate de esta manera y se ponga en peligro nuestra propia salud. Por ello desde mi cuenta @mividaconelpiecaido, le doy visibilidad al Síndrome del Pie Caído y todo lo que arrastra en la vida cotidiana. Sé que no soy la única y por ello quiero concienciar y mostrar todo mi apoyo. 

Por último, quiero reclamar al Parlamento de Andalucía, que mejore el sistema de reconocimiento de la minusvalía para evitar estas injusticias que desgraciadamente nos ocurren a muchos. 

Agradezco desde aquí el apoyo y difusión de esta campaña. ¡Junt@s podemos! 

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