Me llamo Marta y a los 32 años me detectaron cáncer de mama de tipo hormonal. 

En mi caso, todo el tratamiento fue a través de la sanidad privada. Yo siempre había tenido los pechos fibrosos y había ciertas pruebas, como las ecografías, que la Seguridad Social no realizaba mujeres jóvenes.

Dos meses después de mi última revisión ginecológica, me noté un bulto en el pecho y fui a ver a mi ginecóloga. Tras revisarme, me dijo que seguramente fuese un quiste, pero decidió hacerme una ecografía. Tras ver los resultados, me dijo que podía ser más grave de lo que parecía y me realizaron una mamografía. Efectivamente, todo apuntaba a que era un tumor maligno, pero por suerte parecía que se había cogido a tiempo. 

Poco después, me realizaron una biopsia y me confirmaron que padecía cáncer de mama. Por suerte, no había metástasis. Empecé a tratarme con quimioterapia y, una vez finalizada, me hicieron una mastectomía bilateral, porque soy portadora del BRCA1, un gen mutado que aumenta el riesgo de tener cáncer de tipo ginecológico. Un par de años más tarde, se me realizó una salpingooforectomía bilateral, es decir, me quitaron los ovarios por prevención.

A pesar de no tener antecedentes de cáncer en mi familia, la oncóloga me sugirió que me realizase un test de genética. Gracias a ese test conocí la presencia del BRCA1 y los médicos pudieron actuar en consecuencia.

Hoy tengo 37 años y estoy completamente recuperada. Afortunadamente, desde que me detectaron la enfermedad hasta que finalicé el tratamiento de quimioterapia y me operaron, pasó muy poco tiempo, 6 meses más o menos. En este tiempo me realizaron todas las pruebas posibles para conocer al detalle mi estado. En cambio, existen muchas pacientes tratadas por la Sanidad Pública que, por un diagnóstico tardío, no llegan a tiempo.

Por ello, me dirijo a los diputados de la Asamblea de Madrid, con el objetivo de que destinen más recursos a la investigación del cáncer de mama, así como a la ampliación de las pruebas para su detección precoz.