Si yo ya fui acosada a través de Messenger, no quiero imaginarme todo el ciberacoso que debe de haber actualmente. ¿Qué se está haciendo para prevenirlo y abordarlo, especialmente entre los y las adolescentes?

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Me llamo Marta, soy de Madrid, y hoy me gustaría compartir mi experiencia con el acoso y ciberacoso, aunque en aquel momento no me diera cuenta, y del acoso escolar que sufrí más tarde. Con esto, espero poder ayudar a otras personas que puedan estar pasando por una situación parecida.

Cando tenía 12 años, conocí al hijo de la persona que limpiaba en casa de mi padre, él tenía 23. De vez en cuando venía a casa y alguna vez mi hermana y yo también íbamos a la suya, había mucha confianza entre las familias.

Desde el principio, él buscaba algo conmigo. Por ejemplo, la primera noche que nos quedamos a dormir en su casa, recuerdo que estábamos estirados en la cama y me tocó la pierna. En aquella época no veía todo aquello como algo malo, pero pensándolo ahora, teniendo en cuenta que él tenía 23 años y yo 12, sí que lo veo bastante fuerte.

Luego me agregó al Messenger y estuvimos hablando por allí. También hablamos por teléfono y finalmente quedamos un par de veces, todo a escondidas. En el fondo, sabía que eso no estaba bien, que mis padres se enfadarían si lo supieran. Recuerdo una vez que estábamos en un callejón y quiso besarme, pero yo le dije que no, básicamente porque no sentía que fuera lo correcto y porque no quería que alguien nos viera.

Aunque no llegó a pasar nada, todo eso lo viví como si fuera una relación, como si él fuera mi novio. Finalmente, mis padres lo descubrieron y arrestaron al chico. Esto lo supe más tarde, ya que conseguí hablar con él por Messenger, y me dijo que no podíamos hablar más.

En cuanto a mí, mis padres cerraron mi correo electrónico, borraron su número de mi móvil y cortaron todo tipo de relación con él. También decidieron llevarme a un internado, para así cortar de raíz todo tipo de relación. En aquel momento, pensaba que mis padres estaban enfadados conmigo, pero viéndolo ahora, creo que en realidad estaban preocupados, ya que solo era una niña.

En el internado, todos mis compañeros iban más “adelantados” en el sentido de fumar, beber... Yo venía de un mundo muy diferente, se podría decir que era más inocente. Esto hizo que me vieran como un blanco fácil y se aprovecharon de la situación. Era normal que se pegaran entre ellos, en general todos daban y recibían, pero en cambio yo solo recibía.

También recuerdo una vez que dejé mis bragas por algún lado y alguien tuvo la idea de cogerlas, hacerles una foto y pasársela a todo el mundo. Esa foto corrió como la pólvora entre los chicos y las chicas. Al día siguiente, en el comedor, todo el mundo se puso al unísono a llamarme “zurraspa”, un mote que se mantuvo durante bastante tiempo. Estuve en aquel internado de 3º a 4º de la ESO.

Luego volví a Madrid y fui a un instituto para sacarme el Bachillerato. Por desgracia, allí el bullying que sufrí fue todavía peor. No fue tanto una cuestión de agresiones físicas, sino más bien de hacerme el vacío, lo que a nivel psicológico me afectó aún más. Había un grupo de chicos que se metían conmigo y que hablaban mal de mí al resto para que también me dejaran de lado. Recuerdo incluso alguna compañera con quien me llevaba bien que, de la noche a la mañana, dejaba de hablarme.

Intenté cambiarme de centro a mediados de 2º de Bachillerato, pero me lo denegaron. Evidentemente, todo aquello me afectó en muchos sentidos, entre otras cosas, a mis notas, llegando a hacer la Selectividad hasta cuatro veces. Lo que más me apena es, como ha pasado muchísimas veces, que los profesores nunca intervinieron. De hecho, fue mi madre la que fue a hablar con la madre del “líder” del grupo que me hacía bullying para que me dejara en paz.

Recordando todas las experiencias vividas, tengo un par de reflexiones que me gustaría compartir. Por un lado, me preocupa todo el ciberacoso que puede haber actualmente entre adolescentes, con todos los dispositivos y redes que tienen a su alcance. Si yo ya fui acosada por Messenger y en el internado difundieron una foto mía, ¿cómo habría sido si hubiera nacido unos años más tarde? Por eso creo que debería haber más concienciación y más control sobre el uso de las redes entre los y las más jóvenes.

Por otro lado, respecto a mi experiencia con el acoso escolar, necesitamos más formación y concienciación entre el profesorado, para que sea capaz de detectar cualquier señal de acoso y puedan intervenir y frenarlo a tiempo.

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