Me llamo Marta y vivo en Madrid. El año pasado, practicándome una auto exploración, me percaté de que tenía un bultito debajo del pezón. Como noté que era pequeño, de entrada no le di demasiada importancia. Aun así, después de unos días y de haberlo inspeccionado de nuevo, decidí acudir al médico. Cuando me visitó, solo palpándome decidió derivarme al hospital para que me practicaran las pruebas diagnósticas de cáncer de mama pertinentes. Todo fue rodado; en 15 días, me anunciaron que padecía un carcinoma ductal infiltrante que se encontraba en estadio 3 de desarrollo. También me informaron que el tumor crecía y se expandía rápido.

Los médicos decidieron que el primer paso para tratarme sería someterme a una intervención quirúrgica; aun así, tuvieron que empezar dándome quimioterapia debido al hecho de que el tumor creció mucho y muy rápido; se convirtió en inoperable. De hecho, cuando el médico lo palpó por primera vez medía aproximadamente 1 cm, a los 10 días medía 3 cm y cuando llegó la operación ya medía 6 cm. El tratamiento de quimioterapia me funcionó muy bien; salí completamente limpia. Después de esto, me practicaron una mastectomía. También me quitaron algunos ganglios de la axila y comprobaron que, por suerte, no estaban infectados. Finalmente, recibí radioterapia por prevención y en estos momentos estoy con un tratamiento hormonal que tendré que tomar durante cinco años y estoy esperando que me llamen para practicarme la reconstrucción del pecho.

Pongo en marcha esta iniciativa porque el proceso de enfermedad por el que he transitado me ha hecho percatar de algunas carencias relacionadas con la actuación de las instituciones frente la enfermedad y su contexto. Desde el diagnóstico hasta que volví a trabajar pasó un año. Después de este tiempo exacto, tuve que volver a trabajar, ya que no podía sostenerme económicamente. El contexto del cáncer deja un lastre económico muy importante que se suma a los gastos ordinarios y cuotidianos de cualquier ciudadano. Es verdad que tenemos mucha suerte que los tratamientos farmacológicos esenciales requeridos para la curación son gratuitos, pero esto no quita todo el resto. Necesitamos vivir en condiciones, también cuando estamos en proceso de enfermedad; no todo el mundo tiene un sustento económico que le puede ayudar cuando lo necesita.

Es por lo presentado, que me dirijo a los políticos de la Asamblea de Madrid, ya que son quienes me representan, para plantearles la importancia de que se impulsen ayudas económicas destinadas a los pacientes de cáncer y de que las mismas, se hagan lo más accesibles posible. Nosotros no elegimos estar enfermos: ¿Por qué no se impulsan ayudas económicas destinadas a pacientes de cáncer?

También quiero plantear a las instituciones el hecho de que no hay edad para el diagnóstico de un cáncer. Yo tenía 38 años cuando me lo detectaron. Es muy necesario empezar a apostar para que se hagan pruebas diagnóstico de todos los cánceres que se pueda a edades más tempranas. En relación con el cáncer de mama y teniendo en cuenta el contexto de cribaje planteado, quiero trasladar a la ciudadanía la necesidad que hay de practicarse autoexploraciones para garantizar diagnósticos lo más tempranos posibles.