Hola. Me llamo Marta Valls, tengo 28 años y convivo con una cardiopatía congénita, exactamente, transposición de las grandes arterias. 

Tengo esta afección desde mi nacimiento. Nací morada, según mi madre, en un hospital de Almería. Desde esta ciudad, me trasladaron a Málaga y, por último, a Madrid, al hospital Ramón y Cajal, lugar donde me operaron con 4 meses. Hasta ahora me están tratando anualmente y supongo que será así para siempre. 

La cardiopatía me influye de diferentes modos. Por una parte, no puedo coger mucho peso y estoy pendiente de la FCr (Frecuencia cardiaca en reposo) cuando hago deporte. Los médicos me recomendaron que trabajase en algún trabajo tranquilo. Aun así, yo hago vida normal y no tengo limitaciones diarias. 

Siempre intento tomarme las cosas con mucha calma, no quiero estresarme. Cuando me surge algún problema, me tomo unos días para analizar todo y, a partir de ahí, tomo decisiones. Si no llego a controlar dicho problema, eso me produce ataques de ansiedad y mi corazón sufre bastante. 

Actualmente no tengo ninguna dolencia y tampoco estoy tomando ningún tratamiento para mejorar la cardiopatía. Esta patología puede ir ligado a otros problemas como, por ejemplo, en los pulmones, riñones e hígado. Por suerte, yo solo padezco problemas cardiacos. 

A nivel social, hasta hace no mucho tiempo, me daba vergüenza ponerme escote o estar en bikini porque tengo una cicatriz en el escote. Ahora, he aprendido a quererla y me enorgullezco de ella, no me importa mostrar la cicatriz. Incluso, un familiar cercano me propuso reconstruirla estéticamente para disimularla más, pero no quiero. Es bonita tal y como es. 

Me gustaría que se diese más visibilidad a las cardiopatías porque, como me dijo un médico en una ocasión, soy un “conejito de indias”. Es decir, no hay muchos estudios realizados de mi cardiopatía y de la operación que me realizaron cuando era bebé, así que somos un “ya se verá con el tiempo”. 

Por todo lo plasmado, lanzo la siguiente petición al Congreso de los Diputados para que haya más visibilidad e investigación sobre las cardiopatías congénitas. 

De igual forma, me gustaría que hubiera un mayor seguimiento médico en este tipo de casos. Es decir, cuando surja cualquier problema cardiaco, podamos ser atendidos por un cardiólogo vía telefónica inmediatamente. 

Necesitamos que haya mayor formación en la reanimación cardiopulmonar en todos los ámbitos médicos. Esto hará que las personas con cardiopatías congénitas nos sintamos más seguras y, además, servirá para ir mejorando en el desarrollo de una posible cura de estas afecciones. 

Por último, me gustaría que los monitores de gimnasios también se formen sobre las cardiopatías y problemas cardiovasculares. En muchas ocasiones, he ido a centros deportivos, pero la mayoría de empleados no saben qué ejercicios debo hacer, así que, casi siempre, terminan ignorando mi problema. ¡Yo también tengo derecho a hacer ejercicio y para eso, necesitamos que nos asesoren!