Pregunta para Asamblea de Madrid
La esquizofrenia me hundió en un sistema sanitario que nos deshumaniza: ¿Por qué en las plantas de personas con un problema de salud mental no se dan actividades que nos ayuden a reinsertarnos?
Me llamo Mateo, tengo 27 años y actualmente vivo en Madrid. Durante mi vida laboral he trabajado como cuidador de niños, entrenador de fútbol, en un centro de mayores, en una tienda y, en definitiva, en muchos lugares de cara al público. Tengo pareja, una familia que me apoya, unos amigos estupendos… ¡Ah sí! también tengo esquizofrenia.
Tengo esquizofrenia diagnosticada desde los 17 años aunque he sufrido síntomas desde los 13. Os quiero contar qué ha supuesto para mí que me pusieran esta etiqueta, por supuesto, desde mi experiencia ya que no soy psicólogo ni psiquiatra ni tengo formación científica en salud mental.
Lo hago con la intención de poder dar una esperanza a aquellas personas que han sido diagnosticadas y lo ven todo muy oscuro, o no tienen el apoyo que necesitan para salir adelante. Y también con la intención de luchar contra el estigma a través de mi historia.
Cuando tenía 17 años, mi psiquiatra me dió un sobre que incluía mi diagnóstico. Decidí abrir ese sobre junto a un profesor al que todavía le estoy muy agradecido. Cuando leí la palabra que describía lo que me pasaba, me enfadé con el mundo e intenté buscar culpables. Incluso llegué a pensar que yo tenía la culpa de una enfermedad que, en mi caso, se desarrolló por dos factores: componente genético y experiencia traumática. Ambos ajenos a mí. Ahora entiendo que, como me dijo este profesor, soy mucho más que “esquizofrénico”. Pero en ese momento se me cayó el mundo encima. El imaginario colectivo que crean los medios de comunicación alrededor de la esquizofrenia no hace ningún bien.
Si sumamos esa idea de ‘esquizofrenia’ tan estereotipada y las condiciones en las que los hospitales tienen a las personas con algún problema de salud mental, llegamos a la conclusión de que hay mucho que mejorar. Las personas ingresadas en psiquiátricos estamos aislados y vigilados constantemente hasta el punto de tener que adaptarnos a unos horarios para poder ir al aseo.
Nos prohíben hablar con otros pacientes, entre otras muchas restricciones, y jamás nos explican por qué. Cada persona es un mundo y estoy seguro de que hay una razón por la que se nos imponen estas normas. Pero eso no quita que eché en falta empatía por parte de mis médicos. En definitiva, necesitaba sentirme una persona y dejar de ser considerado un número o paciente. Ante todo, soy persona. En un momento en el que para ti todo se derrumba, una visita, o una actividad de apoyo son convierten en detalles importantes. La falta de comprension y cariño por parte de los profesionales, te aleja de ver la luz al final del túnel.
En las plantas para personas con problemas de salud mental, no importa que te hayan ingresado por un brote psicótico o por trastorno en la alimentación, todos estamos juntos. Es decir, vemos terapias de electroshock, personas atadas y otras situaciones que no son agradables de ver. Por todo lo mencionado, me gustaría pedir, cariño y mejor trato por parte de los profesionales y la sociedad. Cuando una persona ha perdido muchas cosas como familia, amigos, pareja y, sobre todo la esperanza, cree que va a ser incapaz, discapacitado, un número. Por ello pido la realización de actividades sociales, apoyo social que nos ayuden a volver a sentir el cariño de las personas.
Necesitamos poder sentir que somos parte de esta sociedad para dejar de sentirnos como "un caso perdido" o "un peso de la sociedad". Aunque lo que más me destrozó no fue vivir eso, sino la incógnita de no saber lo que me pasaba ni cómo iba vivir despues de haber sido ingresado, ya que no tenia ejemplos de personas que se habian recuperado de un problema de salud mental. Pero sí existen. Se necesita integrar a estas personas además de no juzgar sin conocer.
Detrás de un brote psicótico y un ingreso, hay una experiencia muy dura. Como abusos, bulliyng, violaciones, malas compañías, miedos, humillaciones y fobias que incentivan ese diagnóstico.
Hoy, han pasado 10 años desde mi último ingreso por un brote psicótico. Soy feliz y me gustaría que más gente pueda tener algo que yo no tuve: ejemplos positivos. Por ello decidí contar mi experiencia en redes sociales, bajo el nombre de ‘Soy como el aire’, porque, para mí, el aire y el viento son como las emociones, las puedes notar, pero no se ven.
Políticos del Congreso de los Diputados espero que quieran ver que las personas con un problema de salud mental necesitamos su atención y su comprensión. ¿Por qué las plantas para personas con un problema de salud mental no cuentan con actividades que nos ayuden a insertarnos?
Apoya y comparte mi campaña, ¡no al estigma por la salud mental!