Pregunta para Parlamento de Catalunya
Llevo cinco años pidiendo una pasarela para poder acceder a la playa con mi silla de ruedas. ¿Cuándo van a tener en cuenta la importancia de construir espacios públicos accesibles e inclusivos para todas las personas?
Hola, me llamo Mertxe, tengo 48 años y escribo este texto para dar visibilidad a los obstáculos que nos encontramos las personas que hacemos vida con nuestra silla de ruedas u otros objetos para lidiar con nuestra discapacidad motora. Es muy importante seguir luchando para conseguir que todos los lugares públicos como, por ejemplo, las playas, los parques o algo tan básico cómo las aceras, sean accesibles para todas las personas.
En mi caso, voy en silla de ruedas desde hace ocho años como consecuencia de la pseudoacondroplasia que padezco. He escrito un libro en el que hablo de cómo ha sido y cómo es mi vida con esta discapacidad, la que hasta hace ocho años no me impedía disfrutar de las actividades que me gustaban y que me hacían feliz. Siempre he sido una mujer muy activa. He trabajado y viajado; he tenido una vida plena. Aun así, mi enfermedad acarrea muchos síntomas como deformaciones de huesos, falta de calcio, artrosis y reuma. Y en mi caso, todo se ha desarrollado más rápido de lo que me hubiera gustado y por eso ya he tenido que optar por la silla de ruedas.
Por las infraestructuras que hay hoy en día, moverse en silla de ruedas es muy muy difícil. La barreras que no me pongo yo, me las pone la sociedad. Hablo de las cosas sencillas del día a día como, por ejemplo, entrar a una tienda de ropa. Un acto que es cotidiano, pero que en muchos establecimientos es imposible para mí. También, un obstáculo muy grande es la accesibilidad a mi propia casa. Para entrar al portal hay cuatro escalones que limitan mi vida de una manera drástica porque por no poder bajarlos y subirlos, decides no salir de casa. Por suerte, he conseguido que vayan a poner solución en breve, pero pienso en todas las personas que no consiguen esta adaptación de su vivienda.
Otra de las cosas que peor llevo son los accesos a la playa. Llevo cinco años solicitando una pasarela accesible en Badalona, que es donde vivo, y no consigo nada. La realidad es que no solo haría falta una, sino que todas las playas deberían estar adaptadas y ser totalmente accesibles para todas las personas. Cuesta muy poco poner unas pasarelas de madera que lleguen hasta la orilla y, sinceramente, no entiendo por qué la mayoría de playas no las tiene.
Las calles tampoco son accesibles. Muchas veces tengo que ir por debajo de la acera porque esta tiene tantas irregularidades que se me hace imposible manejar la silla de ruedas.
Es injusto que las personas que sufrimos alguna discapacidad no podamos disfrutar de las mismas cosas que el resto. Si la vida fuera accesible, tendríamos muchos menos obstáculos y podríamos hacer prácticamente de todo. Sin embargo, todavía falta muchísimo camino por recorrer para alcanzar la accesibilidad total y, por lo tanto, nuestros derechos como personas, que son exactamente los mismos que los de los demás.