Mi nombre es Micael, tengo 30 años y soy de Valencia. Me hice donante de sangre hace 10 años y donante de médula hace 7, aunque estoy a la espera de que me llamen algún día para salvar una vida. Puedo asegurar que no hay nada más gratificante que poder ayudar de forma tan sencilla y segura.

Me topé con la leucemia de mi padre cuando aún era un adolescente, y quizá vivirlo de cerca y darme de bruces con la realidad me hizo ser consciente de lo esencial que puede llegar a ser para otra persona que te registres como donante de sangre, médula, plaquetas… Mi padre era donante de sangre y en una revisión, tras una donación, vieron que algo no iba bien. Le detectaron leucemia a raíz de ser donante; y cuando vives una leucemia en casa, la concienciación viene sola. 

Pero, ¿por qué hasta que la realidad no te golpea no eres consciente de la importancia de donar? Si no lo vives de cerca, no te conciencias. Y por eso muchos jóvenes no acuden a donar, porque viven ajenos a este gran gesto que puede hacerse. Eso, sumado al gran desconocimiento y desinformación que existe acerca del proceso, por ejemplo, de la donación de médula ósea, son los principales motivos por los que me gustaría hacer llegar mi petición a los representantes de las Cortes Valencianas. ¿Por qué no se lanzan mayores campañas de información y promoción de la donación de médula ósea? Y también me gustaría preguntarles: ¿Qué podemos hacer para aumentar y rejuvenecer el número de donantes?

La gente tiene miedo al dolor, pero la donación se hace por aféresis, y no por medio de una punción lumbar como muchos ciudadanos creen. Y con un proceso sencillo e indoloro podemos salvar la vida de muchos pacientes. Especialmente quiero recordar aquí que hay muchos niños y bebés que padecen leucemia y se encuentran a la espera de un donante de médula compatible. ¿Por qué no lo hacemos por ellos?