Me llamo Mònica, soy de Barcelona y soy superviviente de un trastorno de la conducta alimentaria (TCA). En mi caso, la enfermedad no comenzó por un problema con el peso, sino por una sensación de descontrol de mi vida. Fue en 2013. Dejé de comer porque no tenía tiempo y, posteriormente, mi propio cuerpo no me pedía la comida. 

Inconscientemente comencé a restringir alimentos, pero en ningún momento sentía la necesidad de no comer para no engordar. Hasta que todo estalló. Pierdes el control y dejas de comer porque te sientes más a gusto contigo misma. 

Un día me miré al espejo y me vi. Mi caso fue muy extremo, medía 1.72cm y pesaba 32kg. En ese momento me di cuenta que pasaba algo y fui al médico. Quería coger peso y no estaba yendo por buen camino. Me hicieron una analítica y al estar tan débil enfermé de neumonía doble. Al principio me ingresaron para tratar ese problema, pero una vez recuperada me ingresaron en psiquiatría durante tres meses por orden de un juez, no tenía un peso leal para estar fuera.

Durante mi estancia en el hospital el tratamiento no fue el más adecuado, era un método basado en premios, me dijeron que según aumentase de peso me irían relajando las medidas. Al principio no podía ni recibir visitas, por lo que me esforcé al máximo. Conseguí coger peso, pero no fue hasta los últimos días de mi ingreso cuando recibí ayuda psicológica, pese a que insistí constantemente que la necesitaba. Lo que viví allí no fue una recuperación total, para eso pasaron entre tres y cuatro años. 

A las dos semanas de recibir el alta tuve una recaída, por lo que me ingresaron en el hospital de día. Me negué a volver a la planta de psiquiatría. Posteriormente, me busqué un psicólogo por mi cuenta y empecé a tratar el tema. Los TCA son una enfermedad mental, estos trastornos se tienen que tratar mentalmente, no solo físicamente. 

Es muy importante hablar del tema. Muchas veces los TCA son tratados como tema tabú. Desde los centros escolares te preparan para muchas cosas, pero no para problemas reales, y más ahora que con las nuevas tecnologías el aspecto físico ha ganado mucho protagonismo. 

Deberían educarnos para saber como afrontar ciertos problemas como son los TCA. Y no solo en las aulas, también es muy importante formar a las familias. Es imprescindible formar a los familiares sobre alimentación para que estos puedas inculcar esos conocimientos a sus hijos e hijas y, en caso de tener que hacer frente a algunos de estos problemas, que sepan cómo actuar. 

En mi caso, increíblemente fue el correr lo que me salvó. Me gustaba tanto ese deporte que mi cerebro dijo “vamos a hacer las cosas bien”, y comencé a cuidarme. Realmente me di cuenta de que necesitaba energía para hacer lo que verdaderamente me estaba llenando. Sin embargo, hay muchas personas que no se dan cuenta de lo que pasa. Por todo ello, me dirijo a las y los miembros del Parlamento de Catalunya para que se fomenten los recursos, tanto a nivel educativo como sanitario, destinados a la prevención y el control de los TCA.