Pregunta para Parlamento de Galicia
Tengo Esclerosis Múltiple y me evaluaron la discapacidad por vía telefónica, sin hacerme pruebas. ¿Cuándo harán la evaluación presencial e implementarán medidas inclusivas para que las personas con EM no seamos discriminadas a nivel laboral?
Mi nombre es Mónica, tengo 22 años, resido en Vigo (Pontevedra) y padezco Esclerosis Múltiple.
Recibí el diagnóstico de la Esclerosis Múltiple a los 18 años. Un día estaba sentada en el sofá y al levantarme empecé a ver borroso. Al día siguiente prácticamente no veía nada y junto a mi madre fuimos a urgencias. Inicialmente los médicos pensaron que era una neuritis óptica, pero después de dos semanas ingresada en el hospital, y tras una punción lumbar, me dieron el diagnóstico de la Esclerosis Múltiple. Recuerdo que mi madre se puso a llorar y eso me asustó mucho, pensé que tenía algo muy grave.
Aunque las palabras “Esclerosis Múltiple” daban miedo, pronto me di cuenta que gracias a los avances médicos era una enfermedad que se podía contener con la medicación adecuada. Escogí la medicación en forma de pastillas, que al principio me provocaba rojeces y dolor de estómago, pero al cabo de un tiempo se me pasaron los efectos secundarios.
Después de casi 4 años, tengo la suerte de decir que me siento muy bien. Intento comer saludable, ir al gimnasio frecuentemente y no pensar mucho en la enfermedad. No obstante, sí que padezco algunos síntomas como la pérdida de memoria o de equilibrio y tartamudeo.
Al inicio del estado de alarma, empecé a aislarme porque era de riesgo debido a que soy asmática y padezco EM. No obstante, enfermé de coronavirus y, según me dijeron, fui la primera persona con Esclerosis Múltiple que desarrolló anticuerpos de la enfermedad.
Para mí, la mayor limitación que me he encontrado al tener Esclerósis Múltiple es a nivel laboral. Por desgracia, más allá de los síntomas, esta enfermedad está llena de prejuicios que provocan que estemos discriminados en esta sociedad. Cuando me dijeron que tendría esta enfermedad yo estaba trabajando y tuve miedo a perder mi empleo. Además, estaba cursando un curso de azafata de vuelo y me dijeron que no podía dedicarme a ello porque la presión atmosférica podría causarme daños cerebrales.
Cuando voy a entrevistas de trabajo no tengo miedo a decir que tengo esta enfermedad. Muchas personas me dicen que no lo diga, o que no diga mi nombre en las entrevistas, pero yo considero que es más que necesario darle visibilidad y conscienciar de que por tenerla no tenemos que quedarnos en silla de ruedas.
Un aspecto injusto por el que he pasado es el hecho de que, cuando tenían que valorarme el grado de discapacidad, me llamaron y me hicieron una serie de preguntas por teléfono. Con ello, determinaron que tenía un 6% de la discapacidad. No es que considere que debería de tener más, sino que como yo miles de personas han sido evaluadas de forma telefónica, siendo esta una forma muy poco rigurosa para valorar la discapacidad de alguien.
Me he animado a lanzar esta campaña en primer lugar para concienciar de que la Esclerosis Múltiple no es sinónimo de estar en silla de ruedas y romper el prejuicio hacia las personas que la padecemos. Somos capaces de hacer cualquier cosa.
En segundo lugar, quiero dirigirme a los miembros del Parlamento de Galicia para pedirles que hagan las valoraciones de la discapacidad de forma presencial, ya que por vía telefónica no es riguroso. Pero sobretodo, me gustaría pedirles que implanten medidas de inclusión laboral para que las personas que tienen Esclerosis Múltiple no sufran más discriminación.