Hola, soy Montse (@asperrevolution). Descubrí que era autista a los 30, de pequeña sólo se me consideraba rara y yo iba por el mundo sin entender nada (o casi nada). Algo que me pasaba con bastante intensidad y que sé que a mucha gente en el espectro le ha ocurrido también es que pensaba que era vaga, perezosa. Que los demás se esforzaban mucho más que yo y por eso todo les salía mejor. 

Resulta que era al revés. Creía que no tener energía al final del día, no ser capaz de trabajar y estudiar y limpiar y todo eso era porque soy una floja y una vaga.

También pensaba que al resto del mundo le molestaba tanto los ruidos, las texturas y demás como a mí, pero que sabían disimular mejor. Ahora lo pienso y me resulta absurdo haber llegado a esas conclusiones.

Además he tenido muchos problemas con gente en el trabajo. Antes de tener la discapacidad reconocida no duraba en ningún trabajo mucho más de un año como mucho.

Tener un diagnóstico, aunque haya llegado a los 30 años, ha supuesto un cambio drástico en mi vida. En un primer momento me impactó, no creo que me lo tomara bien. Pero luego ha resultado muy beneficioso para mí. Entender quién soy en realidad me permite relacionarme con el mundo desde una perspectiva en la que puedo proteger. Por decirlo de alguna manera, ahora tengo una autoestima que antes no existía. 

Como explico en la entrada de mi blog, “esta tensión constante a la que estamos sometida la comunidad autista nos pasa factura: depresión, ansiedad, traumas,… Quiero dejar de sentir la mirada neurotípica sobre mí. Quiero ser libre, libre de juicios y prejuicios, libre para ser yo”.

Por ello reclamo a las administraciones algo que parece sencillo pero aún no es una realidad: Que cualquier cosa que hagan para la gente autista esté pensada y diseñada por gente autista. No quiero que gente NT piense lo que es mejor para mí. Suelen equivocarse y es muy paternalista.

Súmate a esta iniciativa ¡todos ganamos!