Pregunta para Parlamento de Catalunya
Soy sanitaria y tengo posible Síndrome de Behcet. ¿Mejorarán las condiciones laborales en los hospitales para lograr un trato más eficaz y humano entre pacientes y sanitarios?
Trabajo como personal sanitario, resido en Barcelona y estoy en proceso de diagnóstico del Síndrome de Behcet. Esta es una enfermedad poco frecuente que se caracteriza por la inflamación de los vasos sanguíneos, provocando llagas o dolor en las articulaciones. Quiero contar mi historia como posible paciente de una enfermedad rara y a la vez personal sanitario, para dar visibilidad a mi enfermedad y concienciar sobre la necesidad de unas buenas condiciones laborales en los hospitales.
Los primeros síntomas aparecieron a inicios de este año. Empecé a tener unas llagas muy grandes y dolorosas en la boca, pero al principio no le di mucha importancia. Intenté tratarlas con medicamentos de farmacia, pero no me hacían el efecto que necesitaba.
Al cabo de un tiempo, tuve un brote de un día para otro: aparecieron unas llagas muy grandes en mi garganta que me provocaban mucho dolor en el cuello y la cabeza, y posteriormente aparecieron en los genitales, provocando uno de los peores dolores que he experimentado. Al fin decidí ir al hospital, donde los médicos descartaron que fueran anginas y no sabían exactamente de qué podía tratarse.
Empecé a hacerme varias pruebas y analíticas, y todas dieron negativo. Uno de los especialistas que me trataba empezó a pensar que se trataba del Síndrome de Behcet, caracterizado por la aparición de llagas, por lo que me derivaron a Reumatología, donde me hicieron unas analíticas.
Gracias a unos tratamientos que me recetaron, las llagas cesaron y pude reincorporarme en el trabajo. Soy técnico sanitario, y justo me reincorporé en el hospital cuando empezó la crisis del COVID-19. Fueron unos días muy estresantes y estuve en contacto con personas contagiadas.
Fue un campo de batalla.
Al cabo de unos días empecé a tener síntomas, pero me hicieron el test y di negativo en coronavirus. Sin embargo, al cabo de unos días tuve otro brote de llagas. Me asusté mucho y me concedieron la baja por ser una posible persona de riesgo. Debido a la crisis sanitaria del momento, mi proceso de diagnóstico se detuvo, y no puse presión ya que sabía cómo era la situación en los hospitales.
Al cabo de dos meses tuve la esperada cita con el reumatólogo, el especialista en este tipo de enfermedades. Me decepcionó profundamente que me recibiera con una actitud fría e inhumana, que no me escuchara ni me creyera, pero en el fondo sé que se trataba del estrés y la precariedad de la situación. Al cabo de un tiempo recibí los resultados de la analítica: los factores que determinan la Enfermedad de Behcet eran positivos, aunque todavía no tengo el diagnostico concedido.
Como sanitaria y a la vez paciente, he podido experimentar de primera mano los efectos de la precariedad en nuestros hospitales. Tenemos una Sanidad fuerte y avanzada, pero todavía hay ciertos aspectos a mejorar para que sea del todo efectiva.
Sé que muchos de mis compañeros hacen jornadas de 12 o 15 horas al día, y que cuando solo hacen 8 es considerado como un “descanso”. También sé que vamos todo el día corriendo, sin tener el tiempo suficiente de tratar a las personas con la atención que se merecen. Estamos tratando con personas, no con máquinas, y muchas veces la presión hace que el trato humano quede aparte. Yo misma muchas veces he regresado a casa, después de un día duro, y sabiendo que no he tratado a una persona como se merecía porque no tenía tiempo y era prácticamente imposible.
Como persona que estoy en los dos bandos (paciente de una posible enfermedad rara y sanitaria) considero que deberían de mejorar las condiciones de los sanitarios para que podamos prestar la atención que necesita cada paciente.
Con la crisis del COVID-19, hemos comprobado la importancia de mantener una sanidad fuerte y de calidad. Como paciente y profesional de la salud, considero que es fundamental aumentar la plantilla, para que el personal sanitario pueda ir más relajado y no bajo presión, para poder tratar con humanidad y sensibilidad a todos los pacientes, dedicándoles el tiempo que necesitan.
Por este motivo, siendo de Barcelona, me dirijo a los políticos del Parlament de Catalunya para que destinen más recursos en sanidad, aumentando la plantilla y fortaleciéndola. Solo así lograremos alcanzar la humanidad y la atención de calidad en los hospitales.