Me llamo Natalia y me desplazo en silla de ruedas. Ya es bastante frustrante vivir así, como para que no se mejore la accesibilidad en las calles y en los medios de transporte públicos.

Tuve problemas con el alcalde de mi pueblo porque la acera de mi casa era de tierra y el no nos la quería cambiar. Lo denuncié en Facebook y nos la pusieron, parece ser que la gente solo actúa si ve que va a quedar mal ante la crítica pública y social. Otro día me queje porque en una de las aceras no había rampa, no podía ni subir ni bajar, cuando hice pública mi queja se solucionó. Pero en muchas ocasiones, las aceras de mi pueblo son tan estrechas que tengo que ir por la carretera.

Lo mismo me pasa en Madrid, que es la capital y sigue sin estar bien adaptada. Las calles son estrechas, están llenas de baches y de árboles que te impiden el paso. Si te acercas mucho al árbol te caes dentro de su terreno, y si te alejas te caes a la carretera o no pasas. 

El acceso al metro tampoco te da facilidades. La parada más cercana a mi casa es Alto de Extremadura, no tiene ascensor. Por lo tanto, tengo que desplazarme quince minutos por las calles en cuesta y llenas de obstáculos hasta Lucero, que sí tiene ascensor. Y tengo que planear un viaje estratégico para encontrar la parada adaptada más cercana a mi destino, que suele estar lejos del destino final.

Los autobuses tampoco son la mejor vía para desplazarme, porque en el momento en el que haya un carrito de bebe, yo ya no puedo subir. En ocasiones tengo que dejar pasar dos o tres buses y llega un momento en el que ya no tengo ganas de salir.

Es muy frustrante y te cabrea saber que no te ponen facilidades cuando tu situación ya es difícil de por sí. Parece que al final la única opción que me queda son los taxis, pero no puedo invertir 40 euros al día en moverme de un lado a otro en Madrid, una ciudad tan grande y con tanta diversidad de personas, pero que luego no nos facilita la accesibilidad a los lugares públicos o a los comercios.

Las tiendas del centro tienen escalones en la entrada y son muy estrechas, la silla de ruedas no cabe. Por otro lado, en el cine los sitios adaptados están en primera fila, por lo que o terminas con una torticolis o no vas, y tampoco están todas las salas adaptadas, así que si quieres ir a la sesión de las cinco y no se emite en la sala adaptada, te quedas en tu casa…

Con este escrito me dirijo a la Asamblea de Madrid para pedirle que asfalte y ensanche sus calles, que nos facilite subidas y bajadas alineadas en las aceras, y que ponga ascensores en todas las estaciones de metro, ya no solo por las personas en silla de ruedas, sino por las personas mayores o cualquiera que tenga movilidad reducida. Es lo mínimo que nos merecemos.