Hola soy Noemi, tengo 31 años y padezco desde los 13  artritis, artrosis, osteoporosis y, ahora,  fibromialgia. Todas estas enfermedades crónicas, me las diagnosticaron un año después de estar yendo a rehabilitación, porque según los médicos no movía la mano por miedo. No obstante, gracias al profesional que me atendía, el rehabilitador, pudieron empezar el proceso del diagnóstico que me correspondía. Él fue quien dio la voz de alarma de que algo no funcionaba bien. 

A día de hoy, mi experiencia con estas enfermedades incapacitantes es mala, a parte de por los síntomas de la enfermedad en sí, también por cómo las tratan desde ciertos mecanismos públicos. En mi caso, llevo un año y medio de baja por incapacidad temporal y, cuando hace poco fui a la revisión del tribunal médico, me dijeron que no tenía nada porque las manos se me veían perfectamente.

Antes de empezar mi baja laboral, trabajaba como camarera y, obviamente, todas las patologías que se me han ido desarrollando imposibilitaban cada vez más mi trabajo. Aun así el tribunal médico en vez de favorecer y ayudar a los pacientes que estamos pasando por un mal momento, hace todo lo contrario. Tengo una lesión en la mano, una rodilla rota y los pies y la espalda afectados por la artritis y la artrosis y, con todo esto, hay días que ni siquiera me puedo levantar de la cama. 
Aprovecho también este texto, para hablar de mi mala experiencia en el proceso de Fecundación In Vitro. Al no poder quedarme embarazada, empecé un largo procedimiento que constó de tres pruebas, todas con resultado negativo. Además, la última inseminación que me realizaron acabó con una infección de trompas, por lo que ya me quitaron todas las posibilidades de conseguir ser madre. Es un suceso muy duro, tanto a nivel físico como psicológico y que se suma a todo lo que vengo arrastrando desde los 13 años. 

Aun así, para las administraciones públicas no son motivos suficientes para dejar de trabajar, cosa que me parece totalmente indigna. En el examen médico, deberían mirar cada caso de forma más personalizada y llevar a cabo un juicio más justo y que garantice la calidad de vida de las personas.