La pobreza económica y menstrual genera una situación que provoca que dos de cada diez personas menstruantes se enfrenten al dilema de tener que elegir entre comprar alimentos o productos menstruales durante los días de la regla en los que los productos son necesarios.

Así mismo, a los productos menstruales se les aplica en España el IVA reducido del 10%; pero no el hiperreducido, del 4%, un gravamen reservado para medicamentos y alimentos de primera necesidad, entre los que está catalogado, por ejemplo, la viagra.

Por todo esto es necesario que se proporcionen productos menstruales gratuitos en espacios públicos como centros de salud, colegios, institutos o comedores sociales, para todas aquellas personas que los necesiten o no puedan tener un acceso. También es necesario crear una red de distribución de productos menstruales de forma gratuita para las personas y familias que los necesiten.

Pero la pobreza menstrual va más allá de tener acceso a estos productos menstruales, también es la falta de acceso a baños e infraestructuras adecuadas para gestionar la menstruación, por lo que hay que asegurar que haya baños en espacios públicos y que estos dispongan de lavabo, entre otros aspectos, para poder mejorar la salud menstrual de quien menstrua. 

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