Me llamo Olga, tengo 19 años y estudio Educación Social. Hasta ahora, mi vida no ha sido fácil. Durante cuatro años fui víctima de acoso escolar, sufrí bullying por parte de mis compañeros/as. A esto se unió la cuarentena a causa de la Covid-19, una etapa que me afectó mucho a nivel psicológico debido a diferentes problemas familiares y sociales. 

Soy una persona muy empática, tanto que he llegado a hacer míos los problemas de los/as demás. Por suerte, me di cuenta de que eso no era sano para mí, no podía hacerme responsable del resto. Busqué la forma de seguir ayudando sin perjudicar mi salud mental, motivo por el cual, recurrí a las redes sociales. Ahora, publico contenido que puede ser interesante para las personas que necesitan ayuda y no pueden acudir a profesionales. 

Y es que, pese a que muchas veces no nos damos cuenta, son muchos/as los/as jóvenes que piden ayudan a sus familiares o acuden a la seguridad social por problemas de salud mental y se ven desamparados. Sin ir más lejos, yo soy un ejemplo. Cuando fui consciente de mi problema, acudí a mi médico de cabecera y me dijo que no podía hacer nada. Necesitaba ayuda psicológica, pero me sentía sola y no tenía trabajo, por lo que me era imposible recurrir a la sanidad privada. 

Gracias al contacto con mis seguidores en RRSS, he podido darme cuenta que mi historia no es un caso aislado. Muchas personas de mi edad (no más de 20 años) se enfrenta de forma diaria a este tipo de situación. No tienen recursos, no saben cómo seguir adelante y, desgraciadamente, muchas recurren al suicidio. 

Los psicólogos no son un capricho, los psicólogos son necesarios. No basta con respirar para vivir. Necesitamos saber ser felices y tener una calidad de vida mientras estamos vivos, a la vez que necesitamos entender que no somos dioses ni seres superiores. Eso de “puedo con todo” es mentira. No siempre puedes estar al 100%. 

Personalmente, creo que todos los problemas sociales pueden erradicarse desde la educación. Es por ello por lo que pienso que se debe disponer de profesionales de la psicología en todos los centros escolares. Además, se debe fomentar la educación en salud mental para que nos ayuden a gestionar y saber pedir ayuda ante este tipo de problemas. Con las herramientas suficientes las personas sabrían cómo gestionar esos ataques y podrían tener una buena calidad de vida. 

Por último, me gustaría destacar la necesidad de llevar a las aulas a personas que realmente han sido víctimas de problemas de salud mental, intentos de suicidio o persona que lo hayan vivido en su entorno. Lo haría tanto colegios e institutos, en centros laborales.

No hace falta que entiendas el contexto vital sobre esa persona, sino que entiendas qué si tratas mal, insultas y humillas a alguien eres cómplice pasivo de ese acto. Una cosa es que alguien no sepa cómo ayudar por falta de información, otra cosa es que las personas se crean con el derecho de maltratarte psicológicamente y salir impunes, algo que vemos con frecuencia en nuestra sociedad y que alguien debe frenar.