Podemos nació en un momento culminante de la desafección ciudadana con los políticos. La gente estaba cansada de que no dijesen nada, de que se peleasen como niños y de que las pocas veces que decían algo nos defraudasen, porque luego cuando gobernaban hacían justo lo contrario de lo que habían prometido. El 15M fue en buena medida una expresión de esta indignación y Podemos se propuso desde el principio reparar el daño hecho.

En este sentido, los programas electorales deberían ser entendidos como contratos vinculantes con la ciudadanía. Por ejemplo, ahora el Partido Popular se presenta a las elecciones con un nuevo programa, habiendo pasado 4 años incumpliendo sistemáticamente el último. Rajoy prometió que no subiría los impuestos y mintió; prometió que no tocaría la sanidad, la educación y las pensiones y mintió; prometió no abaratar el despido ni bajar el sueldo a los funcionarios y mintió.

Por eso Podemos no hace promesas de campaña: da garantías. Proponemos la creación de revocatorios por incumplimiento de programa electoral. Se trata de establecer unos compromisos mínimos contractuales, y en caso de incumplimiento, será obligatoria la convocatoria de nuevas elecciones. Así, a los dos años de mandato se pondrá en marcha en el Congreso una Comisión no permanente, en la que se analizará el grado de cumplimiento del programa electoral. La actividad de esa comisión se desarrollará en un máximo de seis meses, y de los trabajos de la misma se elevará al Pleno de la Cámara las conclusiones.

De producirse un incumplimiento sustancial  y manifiesto del programa, se podrá poner en marcha un proceso revocatorio. Para ello, la iniciativa debe contar con el respaldo de 158 diputadas y las firmas debidamente auditadas del 15% del censo electoral estatal.