Mi nombre es Paula, soy educadora social, opositora a sanidad y sexóloga en formación. Desde mi experiencia académica y laboral creo que debería incluirse la labor de la educación social en los centros educativos para impartir una educación sexual adecuada para los alumnos y alumnas.

Los talleres de educación sexual que aún a día de hoy se ven en muchos institutos y colegios llevan años sin haber sido modificados y no responden al paradigma social actual. Es necesaria una reforma de la educación sexual que trabaje por la salud, la diversidad y el conocimiento de los alumnos.

Esta educación no tendría porqué ser curricular, ya que los profesores acarrean suficientes responsabilidades, especialmente en los primeros ciclos educativos, en los que deben enseñar distintas asignaturas que muchas veces ni siquiera están relacionadas entre sí.

Podría ser incluida en el curriculum como proyecto o ser realizada por profesionales externos que ya lo estudian durante su formación y garantizarían una educación de calidad a la vez que podrían descargar a los docentes de trabajo.

La educación sexual debe incluir material mucho más allá del simple acto sexual, aspectos como; la identidad de género, la orientación sexual o el hecho de hablar de cómo viven su sexualidad personas con diversidad funcional ayudaría a normalizar tabúes desde una edad temprana, acabando con al discriminación en muchos ámbitos y evitando además muchos casos de acoso escolar.

Por eso quiero dirigir esta campaña a los políticos del Parlamento de Andalucía para preguntarles por qué no se tiene en cuenta a educadores sociales y otros profesionales externos para impartir asignaturas y talleres de educación sexual diversa e integral.

Adaptar la educación y hacerla evolucionar debe ser una de las prioridades de la administración para poder progresar como sociedad.