Pregunta para Congreso de los diputados
¿Por qué en España no se trabaja en una verdadera inclusión y se brindan los apoyos necesarios para todos los niños y niñas con diversidad funcional?
Mi nombre es Paz Rodriguez, soy educadora social y tengo más de 30 años de experiencia, 11 de los cuales vengo trabajando con familias jóvenes que precisan de asesoramiento sobre diversidad funcional. Mi atención está puesta en trabajar sobre todo con aquellos niños y niñas que no tienen un acceso correcto a los apoyos que necesitan en la escuela. Ellos y ellas sufren de doble forma al ser relegados en el aula y, además, ser estigmatizados y encasillados según su condición.
Durante toda mi experiencia me he dado cuenta que se habla mucho de inclusión, pero no se practica. Hemos introducido diferentes términos a la educación de estos niños y niñas, aceptamos que estemos en la escuela, pero no nos fijamos en su bienestar integral, relegándolos a un tipo de educación “especial” que refuerza los estereotipos.
Se les tiene en el aula para decir que las escuelas son inclusivas cuando no es así y la misma normativa española contraviene lo estipulado en la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, aprobada por Naciones Unidas.
A los niños y niñas con diversidad funcional se les hace una matrícula diferenciada y los hacen llevar terapia en la misma escuela. Esto lo único que logra es estigmatizarlos más. Además, con esa matrícula se les asigna un apoyo para que lo acompañe en el aula, pero este termina siendo insuficiente y, lejos de acompañar o ayudar al docente para que tratar de disminuir la diferencia, remarcan que se trata de un niño o niña con discapacidad.
Esos “apoyos” que dice brindar la normativa española, la misma que enumera y remarca la diferencia, se reducen a pedagogía terapeútica y audición y lenguaje, como si todas las diversidades tuvieran las mismas necesidades educativas. Incluso solo estos apoyos ya son insuficientes: no llegan de la misma forma para todos y todas; tampoco hay los recursos para mantenerlos siempre acompañando en el aula.
Estas ayudas solo ponen más leña al fuego de la discriminación, cuando los niños y niñas pasan más tiempo en terapias –dentro del horario escolar– que compartiendo con sus compañeros y compañeras, haciendo la educación regular más difícil. Los niños y niñas van al colegio a aprender, no a hacer terapia.
Urge que la normativa, y la misma sociedad española, puedan hablar de una verdadera inclusión. Naciones Unidas, a través de un informe, ha instado a España para que elimine la segregación educativa en todas sus formas. No se hacen propuestas educativas para el docente, se enmarca mucho el problema sobre el niño por su condición. Se necesita hacer un cumplimiento real de la convención, que se hagan normativas que vayan en esa línea. Debemos incluir a más educadores sociales que trabajan desde los derechos humanos.
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