Soy Pedro Gutiérrez, agricultor desde hace 17 años en la provincia de Palencia, en Castilla y León. Mi relación con el mundo rural es total. Es donde he nacido, donde he vivido, donde he trabajado siempre. Hace dos años empezó a escucharse el rumor de que querían instalar 14 macrogranjas en la comarca, ahí comenzó nuestra resistencia y nuestra labor para evitar que este tipo de lugares se instalen en nuestra tierra. 

En esta región ya tenemos el problema de la despoblación. La gente se va ante la falta de oportunidades para ganarse la vida. Ahora nos vienen con proyectos de ganadería industrial que en la práctica lo que hacen es acabar de acelerar esa despoblación. Es una cosa totalmente demostrada que en los sitios en los que se ponen estas industrias el ritmo de despoblación se acelera. Pueblos que estaban perdiendo entre 15 y 20 habitantes al año pasan a perder entre 80 y 100. Todo el que tiene medios para irse, se va. 

A raíz de empezar a conocerse estos proyectos nos fuimos organizando para ello y sobre todo informando y ayudando a presentar alegaciones.

Debido a que este tipo de explotaciones se han instalado en zonas cercanas, sabemos que lo que provocan es la destrucción de todo el medio ambiente y la contaminación el entorno.

Se sabe que llega un momento en que estas macrogranjas no dan abasto para deshacerse del purín y acaba apareciendo en cualquier lado. Se sabe que en los alrededores todas las fuentes de agua están contaminadas. Que no han contribuido a que ninguno de los pueblos donde están asentadas gane población sino todo lo contrario. 

Malos olores, aumento de plagas, porque, evidentemente, alrededor de los estercoleros aumentan los roedores e insectos; contaminación del agua, la gente sabe lo que estas cosas indican. La opción a ello es abandonar la tierra donde vives o vivir una vida de mierda. 

A los proyectos que nos amenazan se han presentado entre 10 y 15 mil alegaciones, la Junta no ha contestado a ellas y se está a la espera de saber si la empresa desiste de ello. Nosotros queremos que desistan de establecer esas explotaciones aquí. No queremos algo que está demostrado que no tiene ningún beneficio para la población del entorno. El único beneficio que estas empresas producen es uno económico que se queda en manos del dueño de la empresa en donde esté. Y, sin embargo, todas las consecuencias perjudiciales nos las vamos a comer todos aquí.

Además, pedimos que se legisle para evitar algo que está sobradamente demostrado que es perjudicial. Y si las empresas están actuando bajo “legalidad”, es decir, si cumple la ley y es malo, si es evidente que es perjudicial para toda una población, entonces las y los políticos están ahí para cambiarlo. Es su trabajo. Para eso les hemos votado. 

Queremos seguir trabajando y quedarnos en la tierra en donde nacimos. Si las autoridades no están asegurando estos mínimos requerimientos para toda una sociedad, y si están velando solo por los intereses de empresarios que viven muy lejos de aquí, nos toca entonces hacer un frente común para defender una vida digna para nosotros y nuestras familias.