Me llamo Pepa y he sobrevivido a un linfoma folicular.

En el año 2015, cuando tenía 47 años, me noté un pequeño bulto debajo del cuello. Acudí al médico para comentarle lo ocurrido y decidimos extirpármelo para poder analizarlo. Finalmente, me diagnosticaron un linfoma folicular.

Me dijeron que para poder tratarme tendría que esperar a que el cáncer avanzase, pues si no los fármacos no iban a dar resultado. En cambio, y por suerte, a los pocos días me llamaron para meterme en un ensayo clínico basado en la inmunoterapia. Acepté entrar y a los pocos meses ya me encontraba en remisión completa, aunque decidí finalizar el ensayo, que duró dos años.

En mi caso, el proceso fue bastante llevadero, ya que prácticamente no tuve efectos secundarios y a día de hoy no conservo ninguna secuela. Por ello, con esta iniciativa pido a las Cortes Valencianas que destinen más recursos a la investigación del cáncer de cara a conseguir tratamientos que, sin ser agresivos, sean capaces de terminar con la enfermedad; y a la difusión de información sobre la donación de médula ósea, ya que en ocasiones, cuando fracasan los tratamientos, el trasplante es la única posibilidad que tenemos  de seguir viviendo.