Me llamo Pilar y he superado un cáncer de mama.

En septiembre de 2020, cuando tenía 56 años, me noté un bulto en el pecho. Siempre había tenido bastantes quistes, pero por su forma me pareció algo raro. En varias ocasiones, intenté que me lo revisasen en el hospital, pero debido al colapso producido por la COVID-19 no me atendieron.

En el mes de octubre me tocaba realizarme una mamografía, pero por la misma razón me la atrasaron hasta marzo de 2021. Tras ver los resultados, me llamaron para repetírmela a principios de abril. En los días siguientes me realizaron más pruebas, incluidas seis biopsias, y a la semana siguiente me informaron de que había un 50% de posibilidades de que el bulto fuese maligno. Mientras lo analizaban, me fueron haciendo más pruebas para ver el mejor tratamiento para combatirlo, en caso de que se tratase de un cáncer. Finalmente, me confirmaron que padecía un carcinoma ductal insitu de grado 2, de unos tres centímetros.

Empecé a recibir dos tipos de quimioterapia. En un principio me dijeron que me la administrarían en seis ciclos cada 21 días, pero me produjo tal malestar que solamente me pudieron dar cuatro. También me administraron dos tipos de anticuerpos y, a continuación, me realizaron una tumorectomía del pecho afectado. Tras recibir 15 sesiones de radioterapia, seguí y sigo con nuevos ciclos de tratamiento de anticuerpos que, en principio, finalizarán el mes de mayo.

Si bien parece que lo más grave y doloroso de la enfermedad es cosa del pasado, este proceso ha sido de lo más duro a lo que me he enfrentado. Sin duda, me quedo con todo el cariño y la empatía del personal sanitario que me atendió. En cambio, quiero destacar la falta de acompañamiento a muchos niveles que padecemos los pacientes oncológicos, pues además de fármacos para terminar con el cáncer, necesitamos medios y recursos para mitigar las secuelas que sufrimos.

Por ello, con esta iniciativa pido al Parlament de Catalunya que destine más recursos a las terapias que todas las personas que pasamos por esta enfermedad necesitamos y cuyo coste es demasiado elevado como para acceder a ellas de manera privada, como la ayuda psicológica, el asesoramiento nutricional o los tratamientos de rehabilitación, entre otros.