Me llamo Priscila, soy de Castellón pero vivo en Valencia, y mi hermana Estefanía, que es dos años mayor que yo, tiene parálisis cerebral. Desde pequeña fui consciente de las características de mi hermana, pero para mí siempre ha sido algo totalmente normal, nunca me planteaba que fuera algo a lo que la gente no está acostumbrada.

Recuerdo cuando era pequeña que traía amigas a mi casa para merendar y, cuando se encontraban a mi hermana, no sabían cómo actuar o qué decirle, estaban un poco cohibidas. Entonces yo les enseñaba que podían hablarle normal, saludarla y preguntarle cómo está, que aunque no hable mucho sí interactúa y se pone contenta.

A día de hoy sigo viendo que la sociedad no tiene normalizada la diversidad funcional. Por ejemplo, voy por la calle con Estefanía y tanto niños como adultos la miran sorprendidos, e incluso con lástima, o no saben cómo actuar con ella. Entiendo que no estén acostumbrados a la diversidad funcional si no la han vivido de cerca.

Es por esto mismo que se debería trabajar desde la infancia para que crezcan normalizando la diversidad. Por ejemplo, los colegios podrían organizar más excursiones a colegios de educación especial para mezclarse con otros niños con otras capacidades, jugar o hacer manualidades con ellos, etc.

Si se fomenta la diversidad desde pequeños, ayudará mucho en un futuro para la inclusión en todos los ámbitos: sanidad, trabajo, economía, etc. Los niños se adaptan perfectamente a actividades como la que he comentado antes, ya que no tienen ningún prejuicio, somos los adultos quienes les influenciamos y se los creamos.

Ante esto, quiero dirigirme a los miembros de las Cortes Valencianas, ya que soy de la Comunidad Valenciana y son nuestros representantes en dicha cámara, para que se fomente la inclusión en diversidad funcional en los centros escolares, a través de actividades como excursiones a centros de educación especial o charlas de personas con diversidad funcional, entre otras.

Fui madre hace tres meses, y no tengo ninguna duda de que mi hijo va a crecer viendo y normalizando la diversidad, empezando por la diversidad funcional, ya que su tía tiene parálisis cerebral, pero también la sexual, corporal, racial, etc. Es importante que no veamos la diversidad como algo triste o negativo, sino como una riqueza.