La confianza en el modelo representativo debe estar por encima de los errores humanos
Estimado Carlos, la realidad no es simplemente la que nos llega a traves de las noticias sensacionalistas aunque no por ello menos ciertas, lamentablemente cuando el rio suena, agua lleva.
Pero si comenzamos por desconfiar de la propia base formada por la entidad de los equilibrios democráticos constitucionales, mal vamos a ir en nuestro largo camino de nuestro garantista Estado de Derecho y el logro de la Justicia Social.
Es ineludible que las Instituciones y Organísmos estan formadas por personas y no por máquinas, lo que conlleva que la actitud humana, en ocasiones, dependiendo de los valores de cada cual, tiende a desarrollar su actividad y competencia de un modo un otro. La puesta en valor de la ética personal y profesional, los códigos deontologicos y la interpretación que en ocasiones se hace desde un punto de vista muy subjetivo e indivualista de las preeminencias y preferencias supuestamente de interes objetivo, son mecanísmos adecuados para hacer un uso interesado de la posición de Poder en beneficio propio.
Las Organizacíones Sindicales, reconocidas en igual forma que los Partidos Políticos en nuestra Constitución Española de 1978, mantienen sin diferencia alguna, tal grado de importancia para garantizar el equilibrio de los Derechos y Deberes, en este caso Socio-Laborales, siempre desde la órbita del interes general, y por supuesto, basando sus estructuras y funcionamiento en principios Democráticos a todos los efectos.
Partiendo de los aspectos anteriores a groso modo, tengo que romper una lanza en favor de las Organizaciones Sindicales, que con independencia de que cuanto mayor sean las estructuras, mayor riesgo de que se integren personas indignas de cualquier representación colectiva, que puedan tener o tengan como se ha demostrado intereses de otra índole nada permisibles en nuestra Sociedad.
En cualquier caso, al tiempo, hay que reconocer que el papel de algunos Sindicatos, ha ido variando de su función primordial de Defensa de los Derechos de los Trabajadores, hasta el punto de pretender formar parte de la dirección Patronal, así como la participación en Organos de Dirección, Consejos de Administración, tanto público como privados, donde mas que la defensa de los trabajadores, se han producido repartos de cuotas de poder, intercambio de intereses y lejanía absoluta del cometido Constitucional definido, como base de su razón de ser.
Han sido muchos años de autoreparto, autoparticipación, autogestión, autodefensa y sobre todo autoritarismo limitativo y excluyente, desde el monopolio de las estructuras territoriales de gobierno, de los Sindicatos de Clases, para garantizarse el reparto de la tarta. "Cuanto menos a mas toca"
Por eso, la renovación de estructuras, la limitación de actuaciones y la participación de los profesionales de manera abierta, transparente y democrática sobre todo, no debe ser vetada por otros intereses de sometimiento corporativista, ni el sometimiento a ideologías de partidos, que han supuesto como se ha demostrado, que han servido para generar estructuras innecesarias de acogimiento interesado desde las Administraciones, plantillas sobredimensionadas, grandes emolumentos retributivos en ocasiones multiples, percepciones económicas millonarias en conceptos de uso individual, o el reparto de ayudas y subvenciones alejadas de cualquier intereses de los representados.
En tal sentido, el "espíritu constitucional de la existencia de Sindicatos", debe garantizarse a través de los mecanismos democráticos de participación, la regeneración de sus estructuras, así como el sometimiento a los mecanísmos de fiscalización y auditorias públicas que permitan exponer la transparencia de gestión.
En sintesis, las Organizaciones Sindicales, como tal, deben acometer reformas profundas en sus modelos de adaptación al nuevo modelo de Sociedad, levando anclas con el pasado y adecuandose a las exigencias actuales, que permitan a los destinatarios de sus servicios recuperar la confianza plena en el desempeño y funcionamiento que el marco normativo les tiene encomendados.
Para finalizar, lo haré con un pensamiento abierto.
"Poner en duda la confianza en las Organizaciones Democráticas, es dudar de cada una de las razones que nos llevaron a crearlas, despojando de su valor a cada ser humano que antepone el servicio a los demás a los intereses individuales"
Partekatu
Batu zaitez Osoigora