Soy Rebeca Zamora, abogada de 33 años, parte de la diversidad sexual. Me dedico de manera privada principalmente a llevar causas anticorrupción. Sin embargo, de forma probono también apoyo a personas que requieran asesoría y acompañamiento legal en causas judiciales de violencia de género sin importar su identidad u orientación sexual.

A través de mi propia experiencia personal y laboral he constatado las múltiples dificultades y discriminaciones que enfrenta la comunidad LGBTI+ en el desarrollo de sus vidas. Uno de los principales problemas continúa siendo el tener que guardar silencio respecto de tu orientación sexual o identidad de género, pues a pesar de los avances en los últimos años, la sociedad sigue cuestionándonos. 

A ello se suma la violencia que se enfrenta a nivel familiar o en la etapa escolar y luego en la vida laboral, donde si bien se intenta avanzar y eso es valioso, todavía no existe un trato realmente digno para todas las personas.

En lo personal, a pesar de tener un carácter fuerte, herramientas para el trabajo y una serie de reconocimientos que validan mis aptitudes profesionales, he tenido que enfrentar discriminación por parte de compañeros de trabajo, o inclusive en espacios de voluntariado por parte de compañeras. Es bastante triste, ya que significa que no importa lo profesional que seas, te puede pasar en cualquier espacio y momento. Estas situaciones me hacen imaginar que existen personas que sin herramientas lo están pasando muy mail, siendo reiteradamente violentados, discriminados e invisibilizados.

Es urgente avanzar en un efectivo fortalecimiento de la Ley Antidiscriminación, para que realmente permita generar una sociedad diferente. Por eso les pregunto a las autoridades pertinentes: ¿Por qué no se ha fortalecido conforme a los estándares de Derechos Humanos? Si bien en la Cámara de Diputados y Diputadas se están analizando cambios a la Ley Zamudio, el debate sigue complejizándose, por ejemplo, dejando fuera la obligación del Estado de implementar medidas contra la violencia y discriminación, así como también mecanismos de reparación efectiva para las víctimas, facilitando el ejercicio de acciones de reparación en el proceso de denuncia de discriminación. Necesariamente, con una perspectiva de Derechos Humanos, se podrán impulsar mayores políticas públicas en la debida diligencia y cuidado estatal, el compromiso de no repetición y la reparación.

Si bien también hay otras urgencias como los derechos filiativos, la adopción homoparental y el matrimonio igualitario, nada de eso tendrá sentido si no velamos por poner fin a las prácticas discriminatorias. Por mucho que la ley establezca nuevos derechos se podrían seguir replicando acciones individuales e institucionales de discriminación que impidan a las personas de la diversidad sexual tener un efectivo reconocimiento y acceso a sus derechos.

Te invito a visibilizar este tema. Si conseguimos 400 apoyos recibiremos una respuesta de las y los diputados en esta misma web. Ayúdanos haciendo clic en el botón “apoyar” y difundiendo para que avancemos hacia una sociedad sin discriminación.