Propuesta justa y de sentido común
Partekatu
¡Hola, me llamo Cris! Soy de Bilbao y tengo 19 años. Hace ya más de cinco años que mi aventura empezó a día de hoy, tras superar tres leucemias, me encuentro en Madrid ya que era necesario que me sometiera a un trasplante de médula.
Me trasplanté el 11 de abril y ahora estoy en fase de recuperación. De momento, aunque ha habido algún que otro susto, todo está yendo más o menos bien. Ojalá todo siga así y pueda volver pronto a mi casa con mi familia y amigos.
Como podréis imaginaros he pasado toda mi adolescencia en el hospital, concretamente en Cruces (Bizkaia). A mucha gente le parece raro ir a un hospital y sienten pánico cuando entran en ellos… pero en mi caso ese lugar que tanto agobio genera es prácticamente mi segunda casa.
Desde el principio estuve oncología pediátrica y no en oncología de adultos, y a día de hoy sigo tratándome en pediatría ya que todo mi caso siempre a sido llevado por pediatras. Además, me encanta estar rodeada por niños, ya que ellos siempre sacan lo más positivo de cualquier situación y he intentado vivir siempre partiendo de esa filosofía.
Sin embargo, creo que hay un grupo que a veces se pasa por alto en el hospital: los adolescentes. Muchas veces siento que estamos en tierra de nadie… porque no somos ni niños ni adultos. Estoy segura de que la mayoría de vosotros tuvisteis inseguridades y miedos cuándo erais adolescentes, y que sufristeis de algún modo u otro hasta que finalmente experimentasteis un descubrimiento personal y consolidasteis vuestra personalidad. Pero, ¿os habéis parado a pensar en cómo lo habríais sobrellevado estando, por ejemplo, sin pelo? ¿o sin poder salir de casa? ¿o hinchado y pálido por la medicación?
Creo que muchas veces no valoramos lo que tenemos hasta que lo perdemos. Y es que a veces necesitamos una mano que nos ayude y nos recoja cuando lo necesitamos, alguien que nos comprenda y con quien podamos consolarnos.
La idea de que los adolescentes con cáncer podamos reunirnos y compartir nuestras experiencias creando amistades y lazos entre nosotros no es tan complicada. Sin embargo, no tenemos un lugar al cual llamar NUESTRO dentro del hospital... un lugar sin adultos ni niños: un lugar donde podamos ser nosotros mismos, pero sobre todo un lugar donde pedir ayuda no de miedo … ¿de verdad que es tanto pedir?
Batu zaitez Osoigora