Pregunta para Parlamento de Catalunya
Mi madre ha sido víctima de violencia de género y nos decían que apenas podíamos hacer nada. ¿Cuándo se van a mejorar los protocolos establecidos para las víctimas de violencia de género?
Me llamo Rita y mi madre ha sido víctima de violencia de género. Hace unos años le diagnosticaron un tipo de demencia poco frecuente. La enfermedad llegó de forma muy precoz, ya que apenas tenía 65 años. Mi padre estaba acostumbrado a que ella se encargara de las tareas domésticas y cuidara de él, pero al enfermar los papeles tuvieron que invertirse. Supongo que a mi padre le vino grande la situación y lo pagaba con ella. Comenzó a tratarla mal, y escondía los morados que ella presentaba diciendo que se había caído durmiendo o golpeado contra una mesa.
Resido en una comunidad autónoma distinta a la suya y mi hermana, que sí vive más cerca de ellos, tenía una situación personal y familiar muy complicada por lo que no podía hacerse cargo de lo que estaba pasando. Mi padre, que siempre había ejercido como figura muy autoritaria para nosotras, nos ocasionaba cierto temor, así que decidimos empezar a mover el tema a través de la trabajadora social que ya se encargaba del caso de mi madre y su demencia. Le pedimos ayuda en diversas ocasiones pero ella nos respondía que no podía hacer nada. Mi madre no estaba bien aseada, comía mal y recibía maltrato físico y psicológico por parte de nuestro progenitor.
Llamé al teléfono de la mujer maltratada de la comunidad en la que residen mis padres y nos comentaron que la única forma de poder hacer alguna cosa era presentando una denuncia nominal, es decir, con nombres y apellidos; esto no nos convencía en absoluto por miedo a las represalias de nuestro padre. Nos comentaron la opción de llamar a la policía en el mismo momento en el que estuvieran ocurriendo los malos tratos, pero no podíamos saber el momento exacto y, además, ¿qué podrían hacer ellos? Mi padre siempre se excusaba camuflando sus actos.
Finalmente, tras muchos meses de espera y angustia, en una de las visitas de mi madre a su neuróloga, ésta sugirió un ingreso hospitalario para regularle la medicación. Fue entonces cuando la trabajadora social, al término del ingreso, consiguió, con la aprobación de la neuróloga, que mi madre entrase en un centro sociosanitario destinado a atender a personas mayores durante períodos de convalecencia, generalmente no más de unas semanas. En el caso de mi madre, su ingreso se alargó durante unos meses hasta que le concedieron plaza en una residencia. Por fin estaba bien nutrida, aseada… y sin moratones. Para colmo, tras su ingreso mi padre se hacía la víctima e insistía en cuánto la echaba de menos.
Mi madre lleva casi dos años en esa residencia y ahora está bien, pero si no llegamos a estar pendientes, ¿qué hubiera sido de ella? Los protocolos para víctimas de violencia de género deben mejorarse, no puede ser que haya que llegar hasta estos extremos para que hagan algo.