Pregunta para Asamblea de Madrid

Me especialicé en acompañamiento oncológico cuando mi hija superó un cáncer. ¿Cuándo se van a destinar más recursos a la investigación de esta enfermedad y a establecer una red de apoyo y acompañamiento para pacientes y familiares?

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Sandra Albares Pregunta de Sandra Albares

Me llamo Sandra y mi hija ha sobrevivido a un osteosarcoma que le diagnosticaron cuando tenía 11 años.

Cuando Nerea tenía 10 años empezó a sentir dolores en todo el cuerpo. La llevé al pediatra en varias ocasiones, pero este le restaba importancia y achacaba su malestar a dolores musculares propios del crecimiento. En cambio, al ver que iban a más, insistí en que la derivase al traumatólogo, al que conseguimos llegar un año y medio después de que comenzasen sus molestias. Ya en la consulta del especialista le realizaron una radiografía y una resonancia magnética, tras la que me dijeron que mi hija tenía un tumor de células gigantes en la parte baja de la columna.

A continuación nos derivaron a Oncología Infantil en otro hospital, dónde le realizaron varias pruebas complementarias para ponerle nombre y apellido al tumor. Finalmente nos confirmaron que se trataba de un osteosarcoma. Para combatirlo, empezó a recibir quimioterapia y le tuvieron que poner un corsé de urgencia, ya que el tumor se había comido el 75% de la vértebra.

A los cinco meses entró a quirófano, pero la cirugía no salió bien. Los médicos solo pudieron extirparle la mitad del tumor y a las 12 horas tuvieron que parar la operación, ya que Nerea empezó a desestabilizarse. Una semana más tarde tuvo una segunda operación, en la que la abrieron por delante y por detrás, extrayéndole todos los órganos para eliminar lo que quedaba de la enfermedad.

Cuando analizaron la muestra en anatomía patológica nos dijeron que la quimioterapia no había hecho prácticamente efecto, y empezó una segunda fase de quimioterapia y radioterapia. En esta época, tras muchos trámites, conseguí ingresarla en el Hospital de Parapléjicos de Toledo, pues además de permanecer muchos meses en la cama, el tumor le provocó una lesión medular, lo que hizo que se le acortasen los isquiotibiales.

Afortunadamente, aunque a día de hoy conserva múltiples secuelas de las cirugías y tratamientos que le administraron, Nerea está curada. En mi caso, eché muy en falta una red de apoyo formada por personas que hubiesen pasado por mi misma situación. Por ello, a día de hoy, tras formarme en estos aspectos y desde mi experiencia, acompaño a personas que están pasando por este proceso, con el objetivo de orientarlas y ayudarlas a gestionar las emociones y altibajos que provoca esta enfermedad, durante y después del tratamiento.

Ahora, con esta iniciativa pido a la Asamblea de Madrid que destine más recursos a la investigación del cáncer, así como a impulsar estas redes de apoyo para los pacientes oncológicos y sus familias.

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