Pregunta para Parlamento de Canarias
¿Cuándo habrá más formación y concienciación para padres, profesores y alumnos para prevenir el ciberacoso?
Mi nombre es Sandra Bustos Muñoz, soy de Cádiz pero vivo en Gran Canaria. Soy licenciada en psicología, con máster en orientación educativa, experto en psicología forense y máster en psicología general sanitaria. Actualmente trabajo como orientadora educativa en un centro educativo y como psicóloga general sanitaria en un gabinete privado. También trabajo en un proyecto social, atendiendo a menores y a familias.
La orientación educativa tiene lugar principalmente dentro de los centros educativos y se desarrolla en torno a distintas funciones, como atender a la diversidad, detectando las necesidades específicas de apoyo educativo, ofreciendo una orientación académica y profesional al alumnado, y dando apoyo a las familias y equipo educativo, entre otras.
Uno de los temas que se tratan desde la orientación educativa es el bullying y el ciberbullying. El bullying o acoso escolar es la exposición que sufre un menor a daños físicos y/o psicológicos de manera intencionada por uno o varios compañeros. En cambio, el ciberbullying o ciberacoso sería lo que conocemos como acoso virtual, el que se produce de manera reiterada a través de las nuevas tecnologías. Este tipo de acoso puede producirse en forma de ataques directos a la víctima o mediante la divulgación de información confidencial o falsa de la persona.
Ciberacoso y bullying comparten algunas características, como la intencionalidad, el desequilibrio de poder y la recurrencia de las acciones. Sin embargo, existen diferencias, ya que en el caso del acoso escolar la violencia, ya sea psicológica o física, es repetida y duradera en el tiempo.
Sin embargo, en el caso del ciberacoso, basta con realizar una acción dañina e intencionada una sola vez para que el daño sea repetido. Por ejemplo, subir una sola vez una imagen indeseada a una red social y que la vean varias personas. La repetición, y por ello el daño, se produciría cada vez que se visualizase, se comentase o se compartiese esa imagen.
Además, detrás de una pantalla existe cierto anonimato y, por tanto, una mayor desinhibición virtual, que lleva a quienes acosan a experimentar menor culpabilidad ante sus actos y a la víctimas a vivirlo más en silencio. Las víctimas de ciberacoso escolar no pueden escapar de las agresiones cuando finalizan la jornada en el centro educativo, lo que puede hacer que ese daño psicológico sea aún mayor.
El origen y las consecuencias del ciberacoso pueden ser de diferente índole. Algunas de su causas son:
- Aumento del uso de las nuevas tecnologías y a edades cada vez más tempranas
- Escaso control parental
- La desinhibición que existe tras una pantalla
Aunque las consecuencias de ello pueden ser muy diversas para la víctima, algunas de ellas podrían ser:
- Cambios en el uso de dispositivos: aumento/disminución del tiempo que se pasa con ellos, cambios de humor tras su uso o al preguntarle por ellos.
- Apatía o disminución de intereses
- Transformaciones significativas en su grupo de iguales
- Miedo u oposición a salir de casa o a ir al centro educativo
- Síntomas físicos (dolores de estómago, cabeza o insomnio)
- Descenso en el rendimiento académico
- Baja autoestima, depresión
- Suicidio, en el peor de los casos
Durante la pandemia, el uso de las redes sociales ha aumentado considerablemente y, con ello, los casos de ciberacoso. Así mismo, el hecho de que las clases hayan sido online durante un largo periodo de tiempo ha propiciado esta problemática y el discurso de odio entre los menores.
Teniendo en cuenta aquellas consecuencias mencionadas anteriormente y estando atento a cualquier señal de alerta, un menor podría estar sufriendo ciberbullying si muestra una tristeza excesiva o ansiedad, si observamos cambios significativos en su comportamiento, cambios en sus relaciones sociales, rechazo a salir de casa o a acudir al centro educativo, dolores físicos, etc. Además, el hecho de haber sufrido bullying en el colegio puede ser un factor de riesgo importante que también habrá que tener en cuenta.
Nuestra labor como adultos es inculcar a los menores un uso responsable de las redes sociales, incluyendo una supervisión. Es por ello que me dirijo a los miembros del Parlamento de Canarias, ya que vivo en las Islas Canarias y son mis representantes en dicha cámara, para que haya una mayor concienciación y formación social, tanto para el equipo educativo como las familias y los menores, para así prevenir, detectar y abordar casos de ciberacoso escolar.
Esto incluiría medidas como formaciones al profesorado en los centros educativos para su detección y prevención, educación sexual a los menores fuera y dentro del centro, talleres para padres y madres, etc. También debería haber más campañas en los medios de comunicación.
Otra medida que se debería tomar en consideración es establecer unas restricciones para acceder a internet más estrictas en los menores, tanto a redes sociales, como páginas de pornografía, etc. Se observa que, aunque se exige una edad mínima para acceder, la mayoría de los menores ponen una edad superior a la que tienen, por lo que el sistema de verificación no es efectivo ni fiable.