Me llamo Sandra, soy de Tortosa (Tarragona) y mi prima Núria, que es de Roquetes, el pueblo de al lado, tiene síndrome de Down. Cuando era pequeña, fue a un colegio ordinario hasta los 10 años. A partir de esa edad, sus padres vieron que necesitaba una escolarización especializada, y empezó a ir al colegio de una fundación, donde estuvo hasta los 21 años.

Allí hay casos de todo tipo, y la atención es muy buena, pero Núria a veces se sentía un poco incómoda, ya que compartía clase con otros niños con trastornos muy diferentes y grados más altos, y ella lo veía.

Actualmente, Núria tiene 29 años y sigue yendo a la fundación, pero en lugar de la escuela va a lo que llaman el taller, que es para la gente adulta. El centro se encuentra a las afueras de su pueblo, y tiene un trayecto de 20 minutos en autobús para llegar allí, siempre acompañada de su madre. Creo que, si las instalaciones estuvieran en su municipio, Núria y otras personas con necesidades especiales habrían desarrollado más su autonomía.

Para empezar, tener la escuela en el mismo municipio seguramente ya no implicaría tener que coger un transporte, y mucha gente podría ir allí a pie. Además, habría sido una forma de tener un mismo espacio donde tener sus rutinas y a la vez su autonomía, ya que ahora tiene un espacio donde debe estar acompañada en todo momento (su pueblo) y luego otro donde puede tener sermás independiente (el taller).

Entiendo que todas estas situaciones no se dan en las grandes ciudades, especialmente en Barcelona, pero me gustaría que se considerara que las personas con necesidades especiales que viven en zonas más periféricas de Catalunya tuvieran las mismas oportunidades para crecer y desenvolverse.

Es por esto que me quiero dirigir a los políticos del Parlament de Catalunya, ya que somos de Catalunya y son nuestros representantes en dicha cámara, para destinar más recursos para que los niños y adultos con necesidades especiales tengan la escuela o taller en una zona más céntrica y así sea más fácil para ellos desarrollar su autonomía.

Núria es una chica bastante independiente: se hace la cama, se prepara el desayuno, toma sus pastillas, ayuda en casa, barre, pone la mesa, hace pasteles… Sin embargo, creo que le habrían ido bien más alicientes para tener más motivación a la hora de llevar a cabo actividades y desenvolverse.