El santuario Happy Land acoge a 145 animales peludos y plumíferos que se encontraban en situación de vulnerabilidad. Los rescatamos, los curamos y los protegemos de las amenazas como son los cazadores que pasean por los alrededores de la finca. 

Somos dos personas las que trabajamos de sol a sol en el único santuario de animales de la provincia de Guadalajara. El año, a parte de la pandemia, ha sido una odisea tras otra.

Vivimos una inundación por lluvias torrenciales. Durante dos meses de verano, sufrimos la sequía ya que el Ayuntamiento de Alarilla (localidad donde se encuentra nuestra finca) se niega a abastecernos de agua pública. En su momento solicitamos el abastecimiento, a lo que el alcalde nos contestó que estudiarían la propuesta pero que mejor que no la presentásemos, porque nos iba a ser denegada.  

Nos preocupa especialmente la presencia de cazadores en el entorno cercano a la finca. El alcalde del término municipal donde se encuentra nuestro santuario no ha facilitado nunca las peticiones de abastecimiento ni legalidades en distancias de caza. De hecho, los habitantes del pueblo, en su mayoría cazadores y personas entregadas a sus campos de cosecha, no parecen estar contentos con el asentamiento de un santuario animal en su localidad. 

El propio alcalde nos ha llegado a insinuar que los gatos se podrían llevar algún tiro de un cazador ya que, según él, “estaban arruinando y matando algunos otros animales beneficiosos para sus cosechas”. Es cierto que nuestros gat@s salían libres a las inmediaciones, pero siempre vuelven a comer y a ser atendidos. Ahora necesitamos urgentemente un sistema de vallado que englobe los 13.000 metros cuadrados de la finca, para evitar que se escapen, ya que la amenaza del alcalde se cumplió. 

Un gatito no tuvo la suerte de llegar a tiempo. El perro de caza, que andaba suelto paseando con su dueño por las inmediaciones del santuario, atacó al gato y lo mató, a escasos metros del camino de la finca. En cuanto a la regulación legislativa, existe una ley estatal de caza aunque cada coto de caza cuenta con su norma específica. No se puede cazar en un día de niebla, tampoco disparar hacia la carretera; sin embargo, no cumplen la normativa. Cuando hemos intentado dialogar con ellos, hemos recibido burlas faltando al respeto a cambio. 

A día de hoy, no existe la figura de santuario, no está regularizada, no existe el concepto en la ley. Para tener legalizados los animales, tenemos que estar dados de alta como protectora. Sin embargo, como los animales que protegemos están considerados como “animales destinados al consumo”, tenemos mucho problemas para acoger. 

El temporal conocido como Filomena, también ha llegado al santuario. Sin los recursos necesarios, notamos la escasez de leña o butano para todos los integrantes. Además, parte de la granja se encuentra inaccesible por la nieve y el hielo. En el santuario se encuentra una persona mayor y su pala no es suficiente para despejar el camino. Hemos llamado a la Diputación de Guadalajara pero nos contestan que están desbordados y que es responsabilidad del Ayuntamiento de Alarilla despejar el camino para que puedan acceder los vehículos con leña a nuestra finca. Entonces, hemos intentado ponernos en contacto con el Ayuntamiento repetidas veces pero no nos cogen el teléfono. Estamos en una situación desesperada.

Por ello, solicitamos al Gobierno Autonómico de Castilla la Mancha dos peticiones. 

• Con mayor urgencia, necesitamos la asistencia de los organismos municipales para que despejen el camino que ahora mismo aísla el santuario.
• Por otro lado, solicitamos la protección de los alrededores del santuario, tal y como protege la Ley de Caza.

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