Pregunta para Senado
Tras una larga carrera profesional y muchos obstáculos en ella por el hecho de ser mujer, me pregunto: ¿Cuándo contaremos con apoyo institucional para acabar con el techo de cristal que nos afecta?
Soy Sara Jiménez Cacho, tengo 32 años, soriana de nacimiento y residente en Málaga desde hace más de 11 años. Mujer, fuerte, sensible, luchadora, diferente, creativa, sincera, empática, motivadora y resiliente. Con una historia de vida repleta de problemas:
Mostraba dificultades en el aprendizaje desde pequeña, en el instituto suspendía más que aprobaba, de hecho me convertí en una de esas alumnas repetidoras. Pasé una adolescencia marcada por la tristeza, el enfado, la inestabilidad emocional, los problemas conductuales, la falta de comunicación y entendimiento en la familia, el fracaso escolar, las relaciones sociales tóxicas, los problemas alimenticios y de autoimagen, la búsqueda de mi orientación sexual, la falta de autoestima, la inseguridad y el pesimismo. Rodeada en el grupo de amigos por el consumo y las adicciones.
Una etapa en la que me sentí muy sola, pero de todo se aprende. Me armé de valor y utilicé todos mis problemas del pasado para ayudar a los demás (y sanarme a mí misma). De esta manera, llegué a estudiar una profesión que me apasiona y que me ha dado muy buenos momentos (aunque también ha sido una lucha constante). Actualmente, estoy formada como Educadora Social, Terapeuta familiar y psicoterapeuta de adolescentes. Soy experta en psicología positiva aplicada, técnico de coaching, orientación y mindfulness. Profesional del ocio educativo, dinamización juvenil y animación sociocultural.
Tengo muchos años de experiencia en el sector, sin embargo, la frustración me ha acompañado al ir atravesando todos los obstáculos que nos acompañan a las mujeres en nuestra carrera profesional. Los fenómenos “suelo pegajosos”, “brecha salarial” y ahora el “techo de cristal” han repercutido de manera determinante en mi pasado, presente y futuro laboral. ¿Por qué suceden estas cosas?
1. Cultura empresarial predominante masculinizada.
2. Prejuicios socioculturales como pensar que las mujeres no están hechas para puestos de liderazgo.
3. Creencia de que los hombres se implican más que las mujeres en la empresa. Aquí quiero puntualizar, una cosa es chuparle el culo al jefe como concepto de implicarse y otra cosa es dar todo lo que puedes y más durante tu jornada laboral. Cuidado cuando el “te implicas menos que tus compañeros”, es igual a “no te comprometes 24/7h”. Perdona, si soy mujer, hago súper bien mi trabajo y tengo vida.
Las mujeres ocupan el 19% de puestos directivos en España en 2021. Las grandes empresas de éxito tienen ya el 30% de mujeres en cargos directivos. Si sólo hay hombres, se proporciona un gran sesgo de opiniones en la toma de decisiones, cosa que deberían tener en cuenta las empresas a la hora de pensar en su éxito.
¿CÓMO ROMPER ESAS BARRRERAS A MI CRITERIO?
Empoderamiento femenino: lo importante es generar esa conciencia de que las mujeres estamos preparadas, que tenemos las cualidades necesarias, de podemos seguir formándonos, etcétera. Necesitamos romper el techo de cristal, lo primero que hay que hacer en la vida, es pensar que una puede hacer lo que quiera, soñar y tener claras las metas que tenemos y trabajar mucho para llegar a ellas (aunque no siempre dependa de nosotras).
No debemos dejar que otros tomen decisiones por nosotras, sino ir llevando nuestra carrera como nosotras queremos. Tenemos que conocer a mujeres referentes e inspirarnos y motivarnos pensando en sus carreras. Tenemos que ser conscientes de todo lo bueno en lo que podemos influir, apoyarnos entre mujeres líderes, autónomas o empresarias, no ser rivales. Y estas cosas son de las más bonitas que me están pasando ahora mismo, tanto en mi vida profesional como en la participación como tertuliana y comunicadora en Las Miembras (podcast/programa de debate feminista, social y de actualidad en TV online El Cubo en Directo).
Estas barreras han de romperse ante la necesidad de crecer económicamente, contando con la falta de referentes y en una cultura donde no se favorece la visibilidad y el reconocimiento de nuestro papel en el mundo laboral.
Ante la falta de un entorno empresarial que permita el desarrollo personal y profesional, así como políticas de conciliación y la cultura machista en la que vivimos, necesitamos fomentar el espíritu emprendedor.
Las mujeres tienen que brillar más y ser referentes de otras arrancando un proyecto propio para promover la ¡visibilidad de la mujer! Y no entrar en esa rueda corporativa que no la promueve