Me llamo Sheila y vivo en el País Vasco. Hace tres años, durante una visita rutinaria, el dentista se percató de que tenía un pequeño bulto ubicado en el paladar. Yo no lo notaba. De hecho, solo cuando lo tocó sentí un poco de molestia. Igualmente, el profesional que me atendió consideró que era necesario derivarme con el maxilofacial del hospital de manera urgente. Este, después de explorarme, decidió practicarme un seguido de pruebas diagnósticas (entre ellas una biopsia) que terminaron concluyendo que padecía un cáncer denominado: carcinoma de células claras. Lo catalogaron como “raro” debido a su ubicación. Esta tipología de cáncer suele desarrollarse en los riñones y en mi caso, apareció en la cavidad bucal.

Enseguida me dieron cita para intervenirme quirúrgicamente. Durante la operación tuvieron que extirparme más de medio paladar, parte de la encía y parte del hueso de la base de la nariz debido a la afectación que había alcanzado la patología. Después de esto, estuve un tiempo alimentándome mediante una sonda, pero, por suerte, no tuve que someterme a ningún tratamiento. Después de la primera intervención, tuvieron que operarme dos veces más para hacer retoques. Finalmente, reconstruyeron la zona con músculo de otra parte del cuerpo y en estos momentos me someto a revisiones rutinarias de control, pero por ahora, todo está bien.

Tanto los médicos que me han tratado como yo, pensamos que puede haber relación entre el trabajo que he desarrollado durante 16 años en el que me he expuesto prácticamente cada día, tanto a estaño como a plomo, con la patología que he padecido. He estado expuesta constantemente a tóxicos y, según la OMS, el plomo puede producir problemas y tumores renales. He solicitado una excedencia en el trabajo porque me da miedo volver y recaer en la enfermedad; no quiero volverme a exponer a estos materiales porque creo que hacerlo me puede poner en peligro. Considero necesario que se empiece a investigar la afección de estos materiales sobre las personas que se exponen a ellos para trabajar en pro de prevenir enfermedades como la que yo he padecido; una patología muy dura, muy larga y que deja secuelas tanto físicas como anímicas importantes.

Es por lo presentado que me dirijo a los políticos del Eusko Legebiltzarra, ya que son quienes me representan: ¿Por qué no se invierte a favor de la investigación de los cánceres raros, además de indagar en la relación que hay entre la exposición al plomo y el desarrollo de enfermedades renales?