Somos un grupo de trabajadoras inmigrantes de Barcelona. Muchas de nosotras hemos tenido que dejar nuestros países y parte de nuestras familias atrás para venir a España a buscarnos un futuro mejor. Llegar a un país extranjero y buscar un trabajo para sobrevivir no es nada fácil. 

Por eso nos hemos unido en el colectivo Cuidadoras Sin Papeles: queremos regularizar nuestra situación y poder tener unas condiciones de trabajo dignas para seguir haciendo una labor esencial: cuidar de ancianos y otras personas que son dependientes.

Hemos seguido luchando durante las etapas más duras del confinamiento para proteger a los más débiles y personas de grupo de riesgo por la pandemia de coronavirus. 

Sin embargo, sólo nos hemos encontrado problemas burocráticos, desprecios y situaciones muy difíciles. Muchas compañeras han seguido trabajando como cuidadoras bajo condiciones muy duras: retrasos en los pagos, malas contestaciones e incluso abusos por parte de las personas que cuidamos.

Algunas han sido despedidas sólo por el hecho de exigir respeto o luchar por sus derechos. Otras tienen que seguir aguantando esas condiciones para poder sacar a su familia adelante con muchísimo esfuerzo. O aguantamos por miedo a quedarnos sin nada o dejamos los trabajos para quedarnos sin nada. La falta de papeles no puede justificar ningún tipo de maltrato. 

Una de las misiones de nuestro colectivo es reivindicar nuestro derecho a tener papeles para ser ciudadanas de pleno derecho y poder seguir trabajando en los cuidados. Nos hemos reunido con el president del Parlament de Catalunya para visibilizar nuestras demandas y estamos esperando respuestas. 

Además, desde Cuidadoras Sin Papeles, nos hemos organizado para dar asesoría jurídica a compañeras que lo necesitan. Cuando llegamos aquí nadie nos ayuda a trámites básicos en la administración local, como es el caso del papeleo para el empadronamiento. Nos mandan de un sitio para otro sin mucha información y sin explicaciones. 

Sin empadronarnos estamos excluidas de derechos básicos como la sanidad. Desde aquí pedimos al Ayuntamiento de Barcelona más colaboración y más facilidades. Además, nuestro colectivo necesita un espacio para poder reunirse, asistir a mujeres en riesgo de exclusión social y atender las necesidades de alimentación de mucha gente de nuestra red. Hasta ahora, sólo contamos con la ayuda del colectivo Ateneu del Raval. Ayudamos a más de 60 familias con repartos solidarios de comida pero necesitamos más donaciones y más ayudas. 

No tenemos papeles pero tenemos dignidad y derechos. Alzamos la voz para denunciar esta situación y reclamar al Ayuntamiento de Barcelona que nos ceda un espacio para seguir cuidando de las que cuidan y colabore en la donación de alimentos para nuestra despensa solidaria. ¡Ayúdanos a conseguirlo con sólo una firma!