Pregunta para Asamblea de Extremadura
¿Parlamento de Extremadura: Nos ayudan a buscar una residencia dónde Diego pueda vivir?
Nuestra historia, la historia de cómo llegamos a ser la familia que busca “un punto y seguido”, comenzó hace doce años. Por entonces, sólo éramos una pareja de dos jóvenes. Pero eso duró tan solo unos meses, pronto conocimos a Diego. Diego era un niño de cuatro años con diagnóstico de autismo, que solo decía circulo (para que le dieran galletas enteras y no partidas), y cuya custodia tenía la Junta de Extremadura ya que sus padres biológicos no podían cuidarle. Enseguida nos enamoramos de él, y eso pronto se tradujo en la solicitud de ser familia colaboradora, para poder llevarlo a nuestra casa y ofrecerle vivencias y cuidados. La primera vez que le llevamos a nuestra casa, fue en el puente de diciembre de 2004. Lo que él aprendió en esos días, fue a decir /gombilla/ para pedir que quería estar con nosotros, porque le habíamos llevado a ver las luces de Navidad.
Lo que nosotros aprendimos fue saber qué significa ser padres; saber que nuestra vida iba a ser distinta y que en ella había un nuevo miembro del que nos íbamos a preocupar y ocupar para siempre. A partir de ahí, organizamos nuestros fines de semana y vacaciones para que estuviera el máximo tiempo posible con nosotros y disfrutara del mayor número de experiencias; la primera vez que vio la playa, ir a nuestro pueblo, conocer amigos y familiares, … La educación y cuidado de Diego estos años no fueron fáciles dada su particular forma de ver el mundo, pero el corazón tiene razones que la razón desconoce; y así, pasaros los años y llegó el día de nuestra boda en 2008, por supuesto Diego estaba, fue el encargado de llevarnos los anillos. Y, sí, aquí fuimos muy típicos y como después de las bodas vienen los niños, nos pusimos a ello. Y tras un año desde nuestra decisión, tuvimos dos hijos con cuatro meses de diferencia; Diego, con nueve años llegó el 23 de abril, y Julia nació en septiembre. Así, pasamos de papás de fin de semana, a padres a tiempo completo de familia numerosa. El primer arranque fue costosos, la adaptación a la nueva situación no fue fácil para ninguno de los tres, pero como cualquier otra familia que tiene un hijo con autismo, aprendimos que esto significa vivir en una montaña rusa; a disfrutar cuando vas hacia arriba y a coger fuerzas en las bajadas porque de nuevo hay que levantarse sin llegar a tocar fondo. A los tres años aproximadamente, tuvimos una crisis muy grande, nos preocupaba mucho algunos aspectos del desarrollo de Diego, algunos indicativos de que algo más podría estar asociado a su diagnóstico oficial, que eso conllevara actuar de otra manera distinta a la línea de tratamiento que estábamos llevando, las dificultades para conciliar la vida familiar y laboral… Estuvimos en contacto con el servicio de adopción, realizamos consultas a expertos en Madrid, etc. fueron muchas vueltas, mucha incertidumbre, muchas horas en blanco buscando respuestas…y solo nos quedó volver al principio, al origen por el que toda la historia comenzó, a la razón que solo sabe el corazón; no íbamos a dejar que Diego pasara por la vida, por la única vida que tenemos, sin que alguien le quisiera. Y aquí, nuestra historia tras un punto de inflexión, siguió con un punto y seguido. Con momentos buenos y malos, aprendiendo y adaptándonos mucho a todo lo que los dos peques a su manera necesitaban cada uno. Y llegó, hace tres años, nuestro tercer puntazo, Manuel, y nos convertimos en familia numerosa especial, especial según el libro de familia por número de hijos, pero muy especial en cuanto a familia; imagínese hacer planes para un adolescente, una niña de cinco años y un recién nacido, ja, ja, ja, difícil ¿verdad? Hemos aprendido mucho, sobre no tener apego al descanso, hacer horarios, planificar comidas, salidas, visitas, etc. Pero siempre siendo muy fieles a nuestro estilo, nos encanta ir juntos a todas partes.
Así, es como nos acercamos al momento actual, porque desde hace un tiempo, todos nuestros planes, horarios y estrategias de apoyo positivo, no funcionan, es como una continua elección, de esas imposibles donde siempre siempre tienes que perder algo; no puedes atenderles a los tres, tienes que elegir, ayudas a uno u a otro, pero no hay forma de salvar a los tres. Y por ello, con todo el dolor de nuestro corazón, pero siendo conscientes de que no tenemos otra opción para beneficiar a los tres, es buscar una residencia para Diego donde pueda vivir, con los cuidados que necesita en éste momento y que nosotros no podemos ofrecerle. Hemos dado el paso de comunicarlo a la Dirección general de Políticas Sociales, Infancia y Familia, donde nos atendido muy amablemente, pero sabemos que no vamos a tener una respuesta en los plazos en los que necesitamos para continuar esta historia con un PUNTO Y SEGUIDO. En estos momentos, Diego, salvo su jornada escolar, está siempre con uno de nosotros dos para evitar que comenta algún delito o se ponga en peligro él; no obstante, esto es temporal, no siempre podremos garantizar su seguridad y la de otros, porque está muy descontrolado. Julia ha sido diagnostica de diabetes hace tres días, escribimos esta carta desde el hospital. Tenemos tres hijos, dos con mucha necesidad de apoyo permanente y no es que no podamos ir de vacaciones o ir al parque igual que otras familias, es que no podemos asegurar que estarán bien, que física y psicológicamente tendrán lo que necesitan. Necesitamos una salida, y la única salida rápida que nos proponen es que renunciemos a la guarda y custodia de Diego, para que desde servicios sociales se encarguen de él; eso sería el PUNTO Y APARTE más doloroso de nuestra vida, vivir A PARTE de un hijo porque la burocracia, o los recursos, o lo que sea no permite que acceda a un servicio que necesita para poder seguir siendo parte de una familia que le quiere, y tener una vida plena y feliz a pesar de tener autismo o un trastorno de conductua.
Por favor, ayuda a nuestra familia a encontrar el PUNTO Y SEGUIDO, el punto en el que Diego puede ser atendido por especialistas, sin que deje de ser miembro de nuestra familia, y pueda venir y podamos ir a verle y que por muy lejos que esté siempre se sienta parte de su familia. Y que podamos traer a nuestra niña a casa, y podamos estar atentos a todos sus cuidados, cuidados que necesita para vivir.
Con toda nuestra esperanza e ilusión en que nos ayudará a encontrar EL PUNTO Y SEGUIDO DE NUESTRA familia, le agradecemos su ayuda.
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