Pregunta para Congreso de los diputados
A quienes padecemos vitíligo no nos duele la piel, nos duele el alma al pensar que no hay cura. ¿Cuándo se van a destinar fondos para investigar esta enfermedad?
Soy Sonia, tengo 44 años y a los seis me diagnosticaron vitíligo. Esta enfermedad autoinmune afecta únicamente al 2% de la población y los médicos aseguran que no tiene cura, no obstante, yo estoy aquí para afirmar lo contrario y contar mi caso.
Tras diagnosticarme vitíligo a los seis años empecé a probar diversos tratamientos avalados por dermatólogos, pero mi piel no cambiaba. Empleé diez años de mi vida en asistir a un montón de especialistas y probar todo aquello que me indicaban. A los 16 años desistí. Vi que ningún tratamiento funcionaba y empecé el proceso de aceptar mi enfermedad y resignarme a ella.
A partir de ese momento, me empecé a formar en autoconocimiento, tema que siempre me había llamado la atención y que, sin duda, ha cambiado mi vida por completo. Entendí que la mentalidad es la clave de todo y, en especial, para mí ha sido clave en esta enfermedad. Me empecé a informar muchísimo sobre el vitíligo y empecé a seguir un método de vida sana y orgánica.
Visualizar mi vida sin vitíligo ha sido fundamental. Empecé a meditar y a hacer técnicas de visualización que me habían recomendado. El deporte se convirtió en mi mejor aliado y la dieta la convertí en el mejor medicamento para mi enfermedad. Esta dieta consiste en reducir el glúten al máximo (los que padecemos vitíligos tenemos el mismo gen que los celíacos), comer un 80% de vegetales y un 20% de carne/pescado al día y añadir suplementos de vitamina D3, que es la que afecta a la pigmentación de la piel. Además, los baños de sol son algo fundamental para la repigmentación. Todos los días que sale el sol invierto aproximadamente tres horas en darle a mi cuerpo color.
Empecé con estos hábitos en enero de 2019 y, a día de hoy, he recuperado el 70% del color de mi cuerpo, a excepción de los pies y las manos. Por ello, animo a las personas que sufren esta enfermedad a que no tiren la toalla y busquen otros métodos que no sean los tratamientos ineficaces por los que apuestan los dermatólogos. Cada caso es un mundo, pero la mente es el instrumento principal de todos los cuerpos y gracias a ella es posible combatir enfermedades como el vitíligo.
Con la esperanza de que se avance en la investigación de las enfermedades autoinmunes, lanzo al Congreso de los Diputados la siguiente pregunta: ¿Cuándo se va a destinar más dinero para la investigación de enfermedades poco comunes como el vitíligo?