Pregunta para Congreso de los diputados

Después del cáncer no siempre llega la calma, a veces viene el terror. ¿Cuándo dejará de ser un tabú la depresión post-enfermedad?

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Soukayna Chakibi Pregunta de Soukayna Chakibi

Hola, 

Soy Soukayna, tengo 22 años y nací en Nador (Marruecos), aunque vivo en Málaga desde hace muchos años. A los 8 años me diagnosticaron leucemia linfoblástica aguda y me dieron un plazo de 15 días. Si en 15 días no me veían los médicos necesarios, estaría muerta. Así, sin mayores preámbulos. ¿Cómo afronta eso un niño? ¿Y su familia? ¿Y su familia cuando además tiene que tomar la dura decisión de separarse con el fin de salvar una vida? Mi vida, en aquel caso. Dejé a mi madre y hermanos en Marruecos, y en Málaga salvaron mi vida. Para los médicos parecía un milagro, que hubieran podido parar una leucemia en un estadio tan avanzado. 

¿Qué ocurre entonces? Pues bien, empiezas a vivir una nueva etapa de tu vida que no sabes si es una desgracia o una bendición, o las dos cosas… Muchos tratamientos, muchas horas en un hospital, pierdes a gente cercana… Pero al final un día sales del hospital, y otra vida empieza ahí. Nunca te dicen que “estás curada”, porque cuando tienes cáncer, siempre cuentas con que la enfermedad puede volver. A los 17 años me dieron el alta definitiva del hospital, sí, pero nunca tienes un alta real. Revisiones, mil cuidados y estar alerta porque cualquier síntoma mínimamente extraño puede significar el regreso de la enfermedad…

Me siento tremendamente afortunada por el cariño y el amparo que he recibido y recibido de sanitarios, profesores y otros profesionales, para los cuales me he sentido muchas veces una hija. Sin embargo, ¿qué ocurre con las personas más jóvenes, con mis iguales? Falta de entendimiento, abandono… Saben que si te tiran te romperán, y aun así lo siguen haciendo. ¿Por qué? Creo que de ahí nace la Soukayna que en parte soy hoy. Empática y fuerte, siempre trato de sanar las heridas de los que tengo al lado antes incluso de sanar las mías. A menudo acudo al hospital y como voluntaria acompaño a los niños que están donde un día estuve yo. ¿Y qué hago? Ofrecerles la comodidad de una persona normal y hacerles ver que están enfermos, sí, pero que son mucho más fuerte de lo que realmente piensan.

Y esa fuerza les acompañará en el arduo camino que llega al traspasar las paredes del hospital, donde te topas con la realidad, y con la verdadera raza humana. Porque después del cáncer no siempre llega la cama, a veces viene el terror. A veces la mente y el alma están mucho más dañadas de lo que pudo estar el cuerpo con la enfermedad. ¿Por qué no se visibiliza esto? ¿Por qué no se buscan las razones? Acabemos con el tabú, pero intentemos evitar también que pacientes como yo alcancemos tal sufrimiento. ¿Por qué no se busca el por qué de una depresión así tras la enfermedad? Porque lo reducen a “es normal, con todo lo que ha sufrido”. ¿De verdad es necesario llegar a un daño tal? Espero que vosotros, personas y ciudadanos, pero también vosotros, representantes e instituciones, sepáis estar a la altura de ofrecer una respuesta a mis preguntas, y me acompañéis en esta lucha, firmando y apoyando esta campaña. 

Y ojalá pudiera agradecerle a mis padres mis padres todo lo que han echo por mi, y más a mi gran madre, una luchadora, y a mi hermano Soulayman, que es mi ojo derecho, y quien a pesar de mis caídas depresivas esta siempre para animarme. Agradecer es poco para la gran familia que Dios me ha podido dar.

La Soukayna de hoy sufre una fuerte depresión, pero también esa Soukayna está intentando luchar por salir de la negatividad más profunda. Porque también soy una persona muy fuerte, demasiado, tanto que a veces me sorprende la fuerza que puedo sacar. Fuerte y empática, intentando vivir o, más bien, sobrevivir.

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